No hay indemnización que pueda resarcir el daño hecho a nuestros hijos

Cuando Richard González acudió ayer en la mañana a retirar el cadáver de su hijo Kendry Xavier González, de 29 años de edad, una de las 12 víctimas de la masacre de Barlovento, lo detuvo un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana que le preguntó a dónde se dirigía y él le respondió desesperado: Voy a retirar lo que queda del cadáver de mi hijo.Al escuchar esa frase el fun cionario lanzó una carcajada como si hubiese escuchado un chiste, y lo dejó entrar a las instalaciones del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, donde se congregaron otros parientes que acudieron para someterse a pruebas de ADN para cotejar las identidades de los cadáveres.Indignado, González relató que su hijo Kendry no vivía en Barlovento, sino en Barquisimeto, pero visitaba con frecuencia el sector Los Fernández, en el municipio Acevedo, para ver a su madre. El jueves 13 de octubre viajó hasta allá para compartir en familia unos días y el sábado a las 10:30 pm tocaron la puerta de la vivienda. Los visitantes eran ocho miembros del Ejército que no esperaron a que les abrieran y entraron a la fuerza. Una vez adentro dijeron que se trataba de una OLP. Ese despliegue se inició el día 7 de octubre en varias regiones de Barlovento, entre ellas Aramina, El Café, Capaya, Yaguapa y El Cumbo, y estuvo integrado por más de 1.000 funcionarios.Kendry González estaba dur miendo y uno de los militares lo levantó de la cama y le dijo: Párate y acompáñame. Su madre intervino, les suplicó que no se lo llevaran y les preguntó: ¿Por qué hacen eso?, si él es un chofer de transporte público que no estaba metido en problemas. Los funcionarios hicieron caso omiso a la petición de la mujer y se llevaron al joven en un rústico al mismo comando en la población de El Café, donde fueron trasladados los otros 11 hombres. En esa dependencia algunas de las víctimas permanecieron tres días otras, cinco días.Zulay Hernández, madre Freddy Hernández, otra de las víctimas, explica que los obligaban a hacer trabajos forzados.A mi hijo le ordenaban que cortara el monte y le pegaban en el cuello, y también a un joven de 17 años que también fue arrestado y torturado. Al ado lescente lo liberaron, pero mi muchacho no corrió con la misma suerte, dijo Hernández.El 19 de octubre los familia res de los detenidos acudieron a visitarlos, pero les informaron que habían sido trasladados al fuerte Chaguamal, en Cúpira.Allí el padre de Kendry se le acercó a un teniente coronel pa ra...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR