No me interesa la política en el arte

No es casual que la quinta de Los Guayabitos donde vive Luisa Richter se llame Marco. Para la pintora, es un componente esencial de la obra de arte. Sus cuadros serían otros sin la luz del crepúsculo que entra por la ventana. Mi casa es el marco de mis cuadros, dice la artista, que vino de la Alemania de la posguerra en 1955, con sus obras en la maleta, y nunca más se marchó. Mientras disfruta un café preparado en greca y unas galletas de mantequilla, conversa sobre varios temas: la fascinación de pintar, la necesidad de huir de las modas y de la politización, así como el estado del arte contemporáneo, cuya escena es tan diversa que a su juicio no puede ser criticada a priori, de manera unilateral. --¿Es cierto que se considera más pintora que artista? --Soy pintora, profesora, soy el único Premio Nacional de Educación en Artes Plásticas del país. El año pasado en la Universidad Simón Bolívar me dieron el doctorado honoris causa. Entonces también soy doctora. Pintar es hacer cuadros, hacer trazos, artista es ser muchas cosas, es un territorio más amplio. --¿Cuál es a su juicio el estado del arte contemporáneo? ¿Está vacío de contenido? --Eso dicen con frecuencia los periódicos, pero no creo que se deba generalizar así sobre la situación actual del arte. China tiene su mundo, al igual que Rusia, Alemania, Estados Unidos o Latinoamérica. Creo en la actividad de uno mismo, no en lo colectivo. He contado varias veces que cuando tenía 3 años de edad, mi papá, que tenía más de 40, quería tener algo de tranquilidad, así que me dio unos lápices y comencé a dibujar. Cuando cumplí 80 años, en mi pequeña ciudad, en Besigheim, cerca de Stuttgart donde tengo todavía mi casa me hicieron un homenaje y mostraron como arte esos dibujos que hice con apenas 3 años. Cuando me preguntan por la actualidad de la pintura, respondo: cada instante es invisible y es el volumen de lo desconocido. Diría que es una realidad pensada en la visibilidad. De joven trabajé en cinco casas de ediciones para tener dinero y poder viajar a Francia e Italia. En Roma vi una obra de Malevich, el Cuadrado blanco sobre fondo blanco, y me fascinó. Eso lo pintó en 1912; el primer cuadro abstracto era de Kandinsky en 1910. Hace ya un siglo. Hoy día con todos los medios técnicos hay una facilidad de reproducir, pero eso no invalida los impulsos creativos de cada uno. --Pero pareciera que todo el arte tiene que ser conceptual, o instalativo, o minimalista. --¡Qué va! Al contrario. En las...

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