¿Por qué no puedo parar?

Con lo que nos tienta, no se puede. Uno empieza con un mordisco y quiere más. Los nutricionistas, cansados de la desobediencia, saben las respuestas. Que no tiene que ver con la voluntad. Ni con el deseo de no lucir flaco.I Los tiempos de los antojos han cambiado. Lo explica muy bien el sabio José Manuel Vilabella. Hay gordos poco serios y delgados de los que uno no se puede fiar.¿Quiénes los fabrican?: las dietas modernas.Antes razona el maestro los gordos y los flacos lo eran para toda la vida. Tenían esa condición a perpetuidad. Es más, la sociedad les incorporaba la descripción de la silueta al apellido. Fulano era el flaco Gutiérrez. Y zutano el gordo Rondón. Se era gor do por convicción y delgado por vocación.La gente ahora engorda o adelgaza según sople el viento. Se pierden kilos sin motivo salvo en algunos regímenes demenciales y se ganan por amor a la cocina y a las tentaciones.Aseguran los científicos que no hay evidencia científica de que se pueda ser adicto a un micronutriente, ingrediente o comida. Cuando uno lee un nuevo informe que sale del departamento de Psico-Neuro-Endocrinología del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental de Madrid, lo primero que piensa es en nuestro chocolate. Los reputados doctores escribieron eso porque nunca se enfrentaron al cacao...

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