No todas las orquestas deleitan

El régimen llevó a Gi-nebra, Suiza, la Orquesta Sinfónica Juvenil para tratar de esconder la realidad de los derechos humanos en el país, que sería evaluada por el Grupo de Trabajo del Consejo de Derechos Humanos esos mismos días. La OSJ tocó y deleitó. Por el contrario, la orquesta formada por la delegación cubano-bolivariana actuó y desentonó. Las notas a las que recurrió para trampear el escenario no deleitaron. El régimen actuó de nue vo tendenciosamente para mostrar a la comunidad internacional que en el país se vive el estado perfecto de los derechos humanos. La alta burocracia criolla asiste a la evaluación de la situación de los derechos humanos en Venezuela, en la ONU, no para dialogar y encontrar soluciones a las deficiencias en la materia, sino para enfrentarse, en tono de batalla, a la comunidad internacional, como lo expresó el mismo Hugo Chávez cuando anunció el envío de la numerosa delegación cuya composición, por cierto, desnuda al régimen, al reflejar la sumisión al Ejecutivo de todas las instituciones del Estado. El informe de Venezuela fue elaborado sin la indispensable y amplia consulta a la sociedad civil, como lo muestra la denuncia presentada por más de 200 ONG nacionales, excluidas del proceso de elaboración del mismo. El régimen señala con el descaro propio que el informe se hizo en consulta con más de 1.000 consejos comunales, sin precisar que la inmensa mayoría de estos constituyen brazos del régimen, insertados maliciosamente en la sociedad civil para desvirtuar el verdadero sentir popular. El régimen presenta cifras absolutamente divorciadas de la realidad nacional. La manipulación de los números es una constante en el proceder de los regímenes totalitarios. La disminución de 14 puntos porcentuales de hogares en pobreza crítica; la creación de miles de medios alternativos y numerosas concesiones a televisoras privadas y comerciales; la disminución del índice de desnutrición infantil en 58%; 98% de la población escolarizada; ni hablar de las mejoras en la prestación del servicio de salud, las mejoras del salario mínimo, en fin, un progreso único en el mundo. La realidad es otra y todos lo saben. Lamentablemente, de tal en gaño se hicieron eco los socios del ALBA, los ideológicamente cercanos como Laos, Zimbabue...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR