No vine a estudiar porque tuve que ir a comprar comida

En la Escuela Básica Nacional Elías Toro de El Valle a diario realizan una breve plegaria. Sin embargo, hace unas semanas, un alumno de Klaireth Díaz le dijo que no iba a participar y argumentó molesto: Maestra, hoy no quiero pedirle a Dios que no nos falte nada. Aquí rezamos todos los días y en mi casa igual no hay comida.Este año escolar, contó la do cente, ha sido común oír comentarios similares. No vine a estudiar porque tuve que ir a comprar comida en la noche y llegué muy cansado a la casa, fue la respuesta de otro alumno cuando Díaz le preguntó por qué no había ido a clases el día anterior. La falta de alimentos en el hogar ha sido la explicación que, con pena, dan varios alumnos cuando no llevan merienda.Los observo inseguros so bre lo que pasa a su alrededor. Creo que hay que guiarlos para que no estén a la deriva, decirles que vendrán tiempos mejores, señaló.La interacción con otros compañeros que viven distintas realidades también saca a relucir confusión sobre algunos temas. ¿Por qué tu mamá no te manda nada de comer?, le increpan sus compañeros a Juan, quien hace días no lleva desayuno al preescolar José Vargas, en El Paraíso, donde estudia.En esa misma institución los alumnos han incluido en sus cuentos experiencias que viven en sus comunidades: tiroteos, cierre de calles por los delincuentes, la muerte de un ser querido.La fila para el bebedero, en el patio del colegio, también ilustra un fenómeno que se ha vuelto cotidiano. En el preescolar Simón Bolívar de Prados del Este, uno de los niñitos de tercer nivel al ver que varios compañeros hacían cola para tomar gritó: Ahí debe haber harina y luego se echó a reír, cuenta una de las educadoras del plantel.Unos lo toman de forma jo cosa, otros se están comportando ansiosos, nerviosos, cuando antes no eran así, relata y asegura que los pequeños no están exentos de darse cuenta de los problemas que se viven en el país y verse afectados, aun cuando los adultos traten de evadir el tema.Tengo una hija de cinco años que ha comenzado a comerse las uñas y a hacerse pipí luego de dos años sin hacerlo. Me...

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