Noches de paz

Un buen plan hoy es mejor que uno perfecto mañana, dijo el general Patton, mejor conoci do como Sangre y Agallas, un hombre implacable en la lucha, tal como lo demostró al frente del Ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.Y lo recuerdo ahora porque es absolutamente obstinante y, peor aún, innecesario, fajarse a discutir durante esta guerra cotidiana en la que estamos inmersos necedades del tipo si los alcaldes opositores han debido o no pisar Miraflores.Que si eso significaba reconocer a Maduro como presidente, que se trataba de una burla más del gobierno hacia los líderes opositores, que se estaba claudicando no sé qué cosa. Y, básicamente, que en lugar de ir a Miraflores, los alcaldes han debido hacer... ¿qué? Porque resulta que en este punto de la polémica nadie presenta opción ninguna, salvo ponerse a twittear su inmensa arrechera para que sus amigotes la lean y la repliquen y ellos, los portadores de la verdad, puedan dormir tranquilos.Que jurungando en los grandes conflictos por los que ha atravesado la humanidad también me encontré con esta perla. El general alemán Goering, derrotado en la contienda, dijo sobre el taburete de su arrogancia: ¡Yo decido quién es judío y quién no!, porque se creía dueño del destino ajeno y se atrevía, mientras estuvo amparado en las armas, a lanzar semejante aseveración digna de Luisa Ortega Díaz, por decir lo menos.Ya me imagino a esos pensadores profesionales discutiendo el Acuerdo de Paz en París, posterior a la Guerra de Vietnam, donde se tuvieron que sentar todas las partes en disputa Estados Unidos, Vietnam del Norte y Vietnam del Sur para llegar a acuerdos decisivos. Que cuando la cosa se puso complicada, se detuvieron a discutir sobre la forma de la mesa: Vietnam que ría que fuese cuadrada, igual a la que se utilizó en la Conferencia de Ginebra, mientras Estados Unidos deseaba una redonda, donde no existieran bandos. Finalmente se acordó que fuese ovalada. Entonces se fajaron a discutir sobre la forma en que debían entrar las delegaciones a la sala y quién llegaría de primero. Hasta que se decidió firmar los acuerdos en una sala con cuatro puertas, de modo que todas las delegaciones entraran a la misma vez. Y todo esto mientras la plomazón y los...

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