En nombre de la transición

Para mostrar lo que considera sus logros, el Gobierno apela a las bondades estruc turales de su modelo; para esconder sus fracasos, a la excusa de la transición. El país debería entender, sugiere, que algunas cosas no funcionan bien porque estamos en fase de transición al socialismo. Así se explican los fracasos, así se mantiene la expectativa de lo que todavía no es. Las confiscaciones de empre sas, bajo las más diversas figuras, forman parte del proceso de transición. Conindustria contabiliza cerca de mil confiscaciones a partir de 2002 y advierte una tendencia creciente. En lo que va de este año, 401 compañías han pasado a manos del Estado, 41% más de lo que ocurrió en todo el año anterior. Independientemente de las consideraciones sobre la legalidad de estas acciones, importa saber cuál ha sido el resultado desde el punto de vista de la producción y de la generación de valor para la nación. ¿Qué se ha logrado? ¿A quién ha favorecido? ¿A quién ha perju dicado? Salvo algunos alardes propagandísticos, los resultados son, en general, decepcionantes. No ha ganado, desde luego, la producción. Ni el consumidor. Los bienes escasean, las empresas dan pérdida, los conflictos se multiplican. Al desestimular nuevas inversiones y nuevos emprendimientos, por añadidura, se golpea a toda la economía. Era previsible que así fuera. Ninguna actividad funciona sin un equipo capaz, sin claridad en los objetivos, sin sistemas de trabajo, sin organización, sin acumulación de experiencias y experticias. Cuando faltan estos factores o se pretende suplirlos con proclamas ideológicas o lealtades obligadas, sobreviene indefectiblemente el fracaso. Está a la vista. Igual sucede con las amena zas a los bancos y la imposición de cuotas para el manejo de sus carteras de crédito. Se establece la obligatoriedad de gavetas Âpara vivienda, el turismo, el sector agrícola, etcÂ, pero se olvida el concepto del ahorro y su función en ese círculo virtuoso que comienza con el trabajo, se convierte en producción e ingreso, luego en ahorro, más adelante en crédito y, finalmente, en inversión para la generación de...

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