La nueva Asamblea

Ayer se instaló la Asamblea Nacional elegida el 26 de septiembre. Un Parlamento que tiene la peculiaridad histórica de que quienes obtuvieron menos votos, resultaron con mayor número de diputados. Milagros de las estadísticas y métodos de la revolución "que llegó para quedarse". Para ser fieles a los dictados de la autocracia, el PSUV copó de manera ilegítima los tres cargos directivos, el Presidente y los dos vicepresidentes, además de los secretarios.

Una demostración de que en la Asamblea no habrá democracia ni habrá equidad. No habrá respeto a la representatividad popular. Con un Reglamento de Debates que sería la vergüenza de cualquier parlamento que se respete, la Asamblea se inaugura en condiciones inaceptables.

Para los diputados del oficialismo fue incómodo desde los primeros minutos confrontar a los diputados del Bloque Democrático. Sus intervenciones, comenzando por la jefa de la mayoría usurpadora, la diputada Cilia Flores, demostraron que no pueden ir más allá del disco rayado de los discursos repetidos

en los últimos cinco años. Para los parlamentarios del PSUV, el tiempo parece que se les ha detenido, con tonterías como esa de Saúl Ortega de que "no seremos más nunca una colonia norteamericana".

Además, los diputados oficialistas celebraron que el Presidente hubiera vetado la Ley de Universidades que ellos mismos le habían enviado 48 horas antes. A estos extremos llega la sumisión del club de focas que sobrevive y que pretende continuar con sus prácticas como si nada hubiera ocurrido. Darío Vivas haría bien

en renovar su artillería. Toda esta farsa se cubre con la excusa de que se trata de...

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