La nueva etapa

Hoy es un día histórico para la Venezuela democrática debido a que regresa a la Asamblea Nacional la voz sensata, ética y crítica de la oposición. No es poca cosa porque en estos últimos cinco años hemos asistido a una parodia de Parlamento, signado por el envilecimiento de las funciones que le corresponden a los legisladores y que les asigna la propia Constitución.

Hemos observado con náuseas como una mayoría de diputados se despojaba de su dignidad de asambleísta y la colocaba cortesanamente como alfombra para que el Presidente de la República la pateara cada vez que le viniera en gana. Hemos visto, también, como el chavismo civil se arrodillaba servilmente en el Palacio Federal ante un poder militar que los desprecia a diario. Hemos padecido, finalmente, los desvaríos de una Asamblea ilegítima cuyos miembros fueron electos, en algunos casos, con una cantidad de votos que ni siquiera alcanzan para elegir a un concejal en un lejano pueblo de Apure.

Lo que llegó a la Asamblea Nacional en esa época fue, a no dudarlo, representantes de la nada y de nadie, una montonera en su mayoría material de relleno en las listas electorales. Eso nos dice mucho de la calidad del trabajo que llevaron a cabo que fue casi nulo, con honrosas excepciones en las cuales la presión popular los obligó a prestar oídos a los otros sectores del país que no se enfundan en una franela roja, símbolo de la rapacidad sobre los dineros del Tesoro Nacional.

Quienes se van hoy de la AN dejan atrás un almacén de leyes que son verdaderos esperpentos jurídicos que, por sus fallas, en nada mejorarán la vida de los venezolanos. Al contrario, estas...

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