La nueva normalidad

Los ciudadanos chinos se acostumbraron, después de tres largas décadas de alto crecimiento de su economía, a que esa sostenida condición expansiva era una suerte de normalidad, una característica inherente a su inserción acelerada en los mercados globales unida a su enorme tamaño. Ya no más. Ya es anuncio oficial que este año la economía del gigante alcanzará 7,5% de crecimiento y en lo que falta por venir de la década, anticipa el Banco Mundial, puede que la veamos incrementarse a razón de 8% o 9% interanual.Aceptar que la nueva normalidad de crecimiento económico del coloso asiático no sobrepasará en los próximos años los dos dígitos no nos enfrenta a una variable de crecimiento deleznable. Pero la significación de esta novedosa condición se percibe muy distinta según se observe desde fuera de las fronteras chinas o desde el propio escenario de los acontecimientos.Veamos el lado asiático. Los súbditos del Partido Comunista han estado siendo deliberadamente influenciados por sus gobernantes, que han asegurado, de manera sistemática, que una expansión inferior a 8% podría significar graves penurias para el colectivo. Con ello justificaban los cambios por venir en la gestión de Hu. De esa manera les hacían digerir la especie de que la demanda externa debía dejar de ser el pivote del dinamismo chino para que el consumo interno ocupara ese lugar. La economía no es más sostenible, fue la lapidaria frase de Xi Jinping apenas tomó posesión de sus funciones de líder a inicios de este año.Pues bien, todo hace pensar que inocular en la población la paranoia del fracaso es algo que en esas particulares latitudes provoca buenos resultados. Las ventas de la empresa francesa de productos lácteos Danone se catapultaron en China, en lo que va de...

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