El nuevo rostro del fascismo

La década de los años setenta, plagada de dictaduras en el Cono Sur y en Centroamérica, es, probablemente, la más oscura en la historia de América Latina. Mientras algunos de nuestros países sufrieron una sucesión de golpes de Estado, en otros, como Argentina, Brasil, Chile o Uruguay, bastó un pronunciamiento militar para instaurar una tiranía de larga duración en la que, a veces, los golpistas se turnaban en el ejercicio del poder. En el caso de Paraguay, la dictadura de Alfredo Stroessner ya tenía un rancio abolengo. En el más puro estilo del fascismo, esas tiranías controlaron los medios de comunicación social, contaron con el servilismo y la complacencia de los jueces, prohibieron los sindicatos y los partidos políticos, torturaron, encarcelaron a los opositores políticos, y saquearon a sus pueblos. En todos esos casos, la amenaza a la institucionalidad democrática siempre vino desde los cuarteles militares, con el beneplácito de los sectores de derecha más recalcitrantes.En septiembre de 2001, las de mocracias del continente deci dieron adoptar normas que, en caso de ruptura del orden institucional, permitieran tomar medidas colectivas para hacer frente a tales situaciones, a fin de crear las condiciones para el restablecimiento de la institucionalidad democrática.Ahora, en vísperas de que la OEA comience a discutir un segundo informe de su secretario general, Luis Almagro, pidiendo la aplicación de la Carta Democrática Interamericana respecto de la crisis venezolana, todavía hay quienes se preguntan sobre el valor de la democracia y sobre la naturaleza del régimen que encabeza Nicolás Maduro.No voy a discutir que Madu ro llegó al poder por el camino electoral; sin duda, con todos los abusos del poder que uno pueda imaginar, pero con unos pocos votos más que su rival.Sin embargo, la Carta Democrática Interamericana no es, simplemente, el parapeto de los gobiernos elegidos democráticamente. Ella contempla mecanismos de acción colectiva en caso de que se produzca una interrupción brusca o irregular en...

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