Los objetos irónicos invaden el mercado

Un vaso de cerámica que se puede usar muchas veces tiene la misma forma de los miles que se desechan a diario en las papeleras de las cafeterías. Un juego de cubertería de plástico reutilizable imita la estética de unos de plata. Un tomacorriente múltiple tiene brazos, piernas y hasta cara. Un tenedor para alimentar a un bebé tiene la forma de avioncito. No todos estos objetos han sido pensados para satisfacer una necesidad. Algunos cumplen con esa función básica que debe incluir todo objeto que se haga llamar "diseñado". Otros no son más que chistes en los que la cultura pop es la referencia que permite entender la forma y el uso. Los blogs, los suplementos y las revistas de decoración promocionan ardientemente toda clase de productos que, a medio camino entre el juguete y el artefacto utilitario, han invadido el mercado mundial. El público meta son esos adultos jóvenes que dan rienda suelta a su niño interior cuando escogen artículos para sus hogares.

Como niños con juguetes. La utilización de objetos que cumplen funciones cotidianas dentro de la casa, que tienen formas caprichosas y hacen referencia a otras cosas es cada vez más común, sobre todo entre cierto tipo de adultos. Lo que se pretende es que el hogar esté lleno de momentos divertidos y autoreferenciales. Así, una pintura de Vincent van Gogh se convierte en un adorno inflable para el baño y los manteles de tejido crochet de la abuela están en la mesa de los nietos, sólo que ahora son de plástico, en colores fluorescentes y fueron hechos en China. María Fernanda Maragall, cineasta y directora de la quincalla Zoco, ofrece en su tienda este tipo de artículos. Sus clientes buscan objetos originales para satisfacer necesidades cotidianas con humor. "Lo que la gente quiere es hacer menos seria la casa", opina. Los juguetes también han invadido lugares de la vivienda. Robots metálicos, figuritas de personajes de películas y tiras cómicas o hasta un cubo Rubik pueden encontrarse en los salones de las casas. Muchos adultos los emplean para decorar y los valoran tanto como hacían sus madres con las piezas de porcelana Lladró. "Más que un regreso a la infancia, decorar con estos artículos tiene que ver con la nostalgia y un gusto por lo retro", dice Maragall. La marca FredyFriends apuesta por este principio. Tienen líneas de productos para muchos usos dentro del hogar, que van desde la cocina hasta el escritorio. Entre sus ítems más destacados están un tapete de entrada con la forma de la...

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