Las obras del odio

Decir que el odio mueve la historia no parece sensato. Cuando buscamos las causas de los hechos de los hombres, los historiadores no nos hemos atrevido a una afirmación tajante sobre el odio como motivación de los hechos colectivos.Salen al frente otros resortes, como el crecimiento del poder de una autoridad que busca expansión, como los intereses de un grupo social determinado o como las necesidades materiales de una comunidad, sin que un elemento tan digno de atención ocupe la primera plana. Ni siquiera en el caso tan protuberante del fascismo alemán se le atribuye a tal motivo el establecimiento de una autocracia inhumana, sino a procesos antecedentes que se relacionan con la prepotencia de los ganadores de la Primera Guerra Mundial. Después se alimentaron los sentimientos destructivos de una colectividad humillada, pero no provocaron en esencia las situaciones monstruosas que siguieron. Si así nos movemos en la búsqueda de una comprensión admitida por todos, detenerse en la animadversión que sienten unos hombres por otros hombres para dar luz sobre situaciones concretas puede ser aventurado.Pero miremos un poco algu nas cosas nuestras, para ver si el odio ha estado presente como motor capaz de mover conductas colectivas. La reacción de Boves y sus mesnadas durante la Independencia, por ejemplo. Ocurrió entonces un fenómeno de aniquilamiento de importantes núcleos de población que no obedeció a un sentimiento tan importante como la fidelidad a la monarquía, sino a las pasiones atizadas por el caudillo contra las clases acomodadas. Ni siquiera se requirió el maquillaje de las convicciones morales para hacer una devastación. Se agitó la bandera de la venganza contra los miembros de la aristocracia blanca, para llegar a una matanza de grandes proporciones. Las malquerencias de un individuo se conectaron con los sentimientos de una multitud, soterrados hasta entonces, para que la candela devastara la pradera del mantuanaje o de quienes se le parecían. En el caso del primer levantamiento de Zamora contra el orden establecido también se advierte un fenómeno semejante. Sus tropas anunciaron que seguían al líder para matar a los venezolanos que sabían leer y escri bir, o que delataran su maldad por la blancura de la piel.No dejaron de señalar que hacían batallas por la...

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