Ociosos de la patria

Este es un país de escandalosos, parlanchines y desocupados. La tasa de desempleo ha crecido tanto que el contingente de desequilibrados rebasa los niveles científicos de insania mental derivada del ocio. Por supuesto, me refiero a los datos reales, porque, según el maquillaje de Eljuri, el pleno empleo es una consecuencia del fortalecimiento del sector privado en Venezuela.

Pero no quiero hacer com petencia con los criticones que no ven nada positivo en las ejecutorias de las políticas de este régimen comunista.

Al contrario, me he contagiado con el ejemplo chileno y desde el 13 de octubre soy un optimista mal informado que prefiere desconocer la realidad antes que verse en la obligación de enfermar a los demás con sus comentarios malintencionados. Ejemplificaré.

Este artículo podría ser per fectamente una burla por la torta perdón, dónde dice torta léase interesante situación que se puso con el tema de la Ley de Conscripción y Alistamiento Militar. Pero no, me resisto a caer en el lugar común de la ridiculización de aque llos que son inocentes porque no saben lo que hacen. Más bien, dirigiré los misiles hacia esta sociedad civil demagoga e invertebrada que se conforma con reaccionar cuando no existen alternativas.

Señoras y señores míos, esa ley tenía un año en la calle, fue aprobada el 21 de octubre de 2009, y ¿ahora es qué se vienen a percatar de sus peligrosas consecuencias? ¡No me joroben! Razón tiene el régimen castrista venezolano al acusarlos de golpistas, imperialistas y otros epítetos que prefiero reservarme por respeto al horario infantil en el que escribo.

Dedíquense a algo producti vo, como leer las obras completas de Isaías Rodríguez en las famosas playas de Botswana, o realizar análisis de los procesos electorales en Cuba; pero, por lo que más quieran, no sigan obstaculizando el trabajo de la Asamblea Nacional.

Fíjense, amables lectoras y lectores, apenas se percataron de la inacción del Gobierno, seguramente tan desinformado como...

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