Oficio de opinión

Amás de cuarenta años en prensa es-crita me impongo un mínimo saldo testimonial ante la venta a plazos de este país petrolero al imperialismo totalitario por gorilas y monos con o sin hojilla. Y la compra parcial de la opinión pública por emporios de origen todavía claroscuro.Luego de un texto publica do en Cartas a El Nacional, fui invitada por Arturo Uslar Pietri a ingresar como columnista, labor estable en ambos lapsos directivos de Ramón J.Velásquez. Luego colaboradora con breves pausas de retiro por motivos personales; opinar públicamente ha sido mi cédula de pertenencia cívica.Para nuestra generación, rectos intelectuales fueron cátedra fundacional aquí, universidad abierta y de referencia, desde su primer y equilibrado director, el poeta y narrador Antonio Arraiz.De Uslar Pietri, erudito y riguroso, el opinador improvisado aprendió a centrar en un solo tema respeto por el espacio corto y control del impulso narcisista que rellena sin conceptuar. Ramón J., agudo y generoso, enseñó cómo aplicar al presente la convulsa historia venezolana sin omitir criterio, sentimiento ni principios inviolables. Del copropietario Miguel Otero Silva, comunista expulsado de su partido, sensible y tolerante, el ejemplo de priorizar noticia y opinión por sobre el interés ideológico y privado.Oscar Guaramato poetizó el eje reporteril; Arístides Bastidas amenizó la ciencia aplicada. Falta espacio para citar a todos los guías de esa gran escuela.Una anécdota remite a Car los Andrés Pérez y conviene recordarla frente a la presidencia ilegítima que ahora desgobierna: un alerta telefónico de Juan Nuño me gritó que un honor oficial no podía ser despreciado por la hija de musiúes acogidos en este suelo, entonces acudí por única vez a Miraflores donde el primer CAP, Día del Periodista 1974, otorgó la Orden Francisco de Miranda a comunicadores que no le daban tregua ni miel de abejas y nos dijo con acento andino: Gracias por ayudarnos a entender lo que siente la calle, perfil neto de un demócrata cabal tras su payaseo brincacharcos en paltó a cuadritos. Pero en su segunda etapa no leyó lo que sonaba tan cerca y dentro del...

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