Angelucci no olvida Barranquilla

No es común que un portero pierda 4 kilos y medio en un partido, y me pasó ese día. Fue el desgaste, la humedad, recuerda Gilberto Angelucci. El 15 de noviembre de 2003, en el estadio Metropolitano de Barranquilla, Venezuela venció 1-0 a Colombia para conseguir el primer triunfo contra esa nación en eliminatorias. Ocho años después, la selec ción regresará a esa ciudad para disputar el tercer encuentro de este largo camino hacia el Mundial Brasil 2014 y querrá repetir el golpe que le asestó al vecino país en aquella ocasión bajo el mando del técnico Richard Páez. Un golpe que, en buena medida, se debió a la inolvidable labor del ex portero de la Vinotinto esa tarde. Yo lo digo con sinceridad, ese ha sido el mejor partido de mi vida con la selección. Claro, muchos recuerdan el Centenariazo, pero en mi carrera, por la actuación que tuve, ése fue el mejor, afirma. Para el recuerdo quedó el go lazo de Juan Arango, al minuto 9 con un largo disparo; fue una acción que cambió el partido. Pero las continuas intervenciones de Angelucci para salvar a Venezuela y conseguir uno de los triunfos más emocionantes y sufridos de la selección, fueron la clave en Barranquilla. Es que eso pasa siempre. Si pierdes 1-0, la gente le echa la culpa muchas veces al portero. Pero si ganas 1-0, se acuerdan solamente de quién hizo el gol, dijo entre risas Angelucci. No, pero ahora en serio, lo que hizo Juan, también Alejandro Cichero en la defensa, mi trabajo; todos contribuimos a ese gran triunfo, acotó. El calor fue intenso, pero hu bo otra razón para que perdiera 4 kilos y medio de peso. Su trabajo fue incesante. Ricardo David Páez le dio el pase a Arango y él pateó cruzado para marcar ese golazo minuto 9. Hasta entonces el juego había sido parejo, pero de ahí en adelante Colombia empezó a atacar constantemente, rememora. Las frecuentes paradas de Angelucci ayudaron a aumentar la fe vinotinto. Disparos con claro destino a gol, mano a mano, llegadas por las bandas; no hubo forma de superar al gigante de Turén. Este no era el día en el que recibiría un gol que estropearía el festejo. Recuerdo una jugada uno contra uno que paré con una mano. Y así hubo otras llegadas y disparos. Recibí muchas felicitaciones de la gente, escu ché elogios de los mismos jugadores colombianos. Me dijeron que si jugábamos 10 veces, igual no me habrían anotado, asegura con orgullo. Su esfuerzo tuvo como pre mio esos tres valiosos puntos, y también un costo que pagó con gusto. Después del...

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