Señores compradores de votos

Ay, señor. Qué compradera. De que no hay dólares, no hay.Pero queda un rasgu ñito, un repele bajo el colchón, para comprar voluntades, votos, amigos y conciencias. Así como dice el tango aquel. Da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.El pobre Montesinos, que cayó asesinado por las hordas mentales de Pedro el Carroña, por Direct TV, quien se creía el rey de la corrupción y de la compra de votos de diputados, ha quedado corto y obsoleto.Un gilipollas pelele. ¿Recuerdan ustedes al Ricardito Sánchez, el gordito? Umm, se ve tan próspero. Bellos flucesitos.Con su linda camioneta. Con su apartamentito tan decoradito. Con su platica en el banquito Bicentenario. Hernán, el de Sucre. El diputado que brincó como un canguro. Tan refinadito. Con su centrico comercial libre de polvo y paja. Con sus expedientes penales prescritos y borrados. Se ve tan feliz. William Ojeda. Dios. Hizo un buen negocio. Profesional.Nada parecido al obesito de Ricardito. Una transacción impecable. Con abogados. Testigos.Así que, señor comprador; le pido por favor que considere mi oferta de venderme al único, al verdadero, al perfecto, a quien habla de panes, peces y penes. Y no me voy a cambiar por un consulado, ni de casualidad. Quiero dólares. O euros. O yenes. Pamplinas.Bueno, sigamos: Señor pre sidente Maduro, si usted tiene influencia sobre Cabello y el ministerio del PP de compra de votos y conciencias, por favor, deme una ayudadita. Una recomendación. Oiga, señor Presidente, si me compran por un buen precio le echo el cuento parejo. Sé quién es la novia de Capriles. Está medio preñada.Se reúnen en la Quinta Mi Voto Seguro en La Lagunita. Presencié los encuentros de Henri Falcón con la Polar, donde querían cambiar la Flor de Venezuela por 30.000 cajas de cerveza. Los tengo grabados.Las conversaciones de María Corina con Bush. Fotos exclusivas de la María dándole picón al gringo. Se le ve todo. Ese fenómeno de los pranes es una estrategia de la MUD. Capturé en video a Ramón Guillermo Aveledo y a Ramón...

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