Cuando el orgullo supera al dolor

La imagen típica es la de Franz Beckenbauer, respondió Carlos Maldonado al explicarle el tema central de la charla. Jugar a pesar del dolor es rutina para el futbolista, pero seguir en un partido tras sufrir una grave lesión no es tan común. Por eso el gesto de Beckenbauer de jugar con un cabestrillo puesto en pleno Mundial no se olvida. En Venezuela hay muchos ca sos también, pero la relación entre la gravedad de la lesión y la importancia del momento es proporcional a la huella que deja en la memoria colectiva. La mandíbula fracturada de Gilberto Angelucci y el golazo que marcó Giancarlo Maldonado a pesar de un golpe que lo hizo desmayarse horas después son dos de los incidentes más recordados de la historia reciente de la Vinotinto. Y fueron incidentes serios, no en vano ninguno de los dos pudo jugar el siguiente partido, días después. El venezolano se acostum bró a los obstáculos, a tener todo en contra, así que mentalmente nos fuimos haciendo fuertes. Todo nos ha costado, así que los jugadores reflejan eso también en la cancha. Muchos no querían salir por lesiones, contó Richard Páez, ex seleccionador nacional. En la Copa América Argenti na 2011, por mencionar algunos de los casos más recientes, José Manuel Rey culminó lesionado el partido por el tercer puesto y Juan Arango soportó una fuerte lesión de tobillo y varias recaídas. Sin embargo, la sola men ción de los casos de Angelucci y Maldonado produce escalofríos en los consultados e inspira elogios al carácter particular del venezolano en esos momentos de emergencia. Sin poder hablar. Venezuela le ganaba 3-1 a Paraguay en el cierre de la eliminatoria para Corea-Japón 2002 en San Cristóbal. Era el cuarto triunfo consecutivo de la Vinotinto en ese glorioso despertar de 2001 con una seguidilla que aún no se ha podido emular. Ese 8 de noviembre, al minuto 80, Páez realizó el tercer cambio al entrar Giovanny Pérez por Ruberth Morán, y tres minutos después, Gilberto Angelucci sufrió una fractura de mandíbula en un fuerte encontronazo con un atacante paraguayo. Fue un momento de tensión y drama. Tenía fractura del maxilar inferior. Cuando hablé con el médico nos preparamos para jugar con 10 hombres, porque así no podía seguir en el campo. Pero él se negó, dijo que por eso no lo iban a sacar. Ni podía hablar, relató Páez, actual entrenador de Millonarios de Bogotá. El loco ese no podía jugar, el médico nos dijo que tenía que salir, así que yo me ofrecí para ir a portear. Pero él dijo que...

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