Decisión nº 479 de Tribunal Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de Zulia (Extensión Maracaibo), de 30 de Marzo de 2007

Fecha de Resolución30 de Marzo de 2007
EmisorTribunal Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
PonenteDilcia Sorena Molero Reverol
ProcedimientoPerención De Instancia

Exp. No. 44555

CON LUGAR LA

PERENCION DE INSTANCIA.

FECHA: 18/09/06

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

EN SU NOMBRE

JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA

EN LO CIVIL Y MERCANTIL DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN

JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA

Acto introductivo del presente proceso, lo constituye escrito libelar de demanda por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO, debidamente formalizada por el abogado en ejercicio de este domicilio F.E.C.P., venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad No. 4.157.194 e inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el No.24.874, actuando con el carácter de apoderada judicial del ciudadano J.E.P.R., venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad número 9.750.076 y domiciliado en esta Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, en contra de la empresa MAPFRE-LA SEGURIDAD, C.A. DE SEGUROS (antes SEGUROS LA SEGURIDAD, C.A.), inicialmente inscrita ante el Registro de Comercio que llevaba el Juzgado de Primera Instancia en lo Mercantil del Distrito Federal, en fecha 12 de Mayo de 1943, bajo el No.2135, Tomo 5-A hoy por ante el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Distrito Capital y Estado Miranda, expediente No.929 e inscrita en la Superintendencia de Seguros bajo el No.12 y domiciliada en la Ciudad de Caracas, a los efectos que procediere este Despacho, a dictar sentencia que diere fin al procedimiento sub. examine.

I

DE LA NARRATIVA

  1. Ocurre por ante este Despacho, el ciudadano J.E.P.R., venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad número 9.750.076 y domiciliado en esta Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, el cual expone que a través de la empresa Transnacional B.P. VENEZUELA HOLDING LIMITED contrató con MAPFRE-LA SEGURIDAD un colectivo 20715, bajo el número de póliza 3100419605231, con fecha inicial de p.0. renovada 01-11-2005,

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    con vigencia desde el 01-11-2005 hasta el 01-11-2006 y que opongo a la empresa aseguradora, donde se garantiza el pago de la suma de SESENTA MILLONES SEISCIENTOS TREINTA Y DOS MIL BOLIVARES (Bs.60.632.000,00), por la perdida total con motivo de la sustracción ilegitima del vehículo Clase: Automóvil; Tipo: Sedan, Color: Azul, Marca: Chevrolet; Modelo-Vehículo: Astra; Serial de la Carrocería: 8Z1TG52844V314273; Uso: Particular; Serial del Motor número: 44V314273; Modelo-Año: 2.004; y matriculado bajo el No. MDT36E, el cual es de mi propiedad.

  2. Que en fecha 23 de Abril de 2006, aproximadamente a las 10 a.m., mi cónyuge saliendo del Vivero La Estrella de esta Ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, cuando se disponía a montarse en el vehículo fue sorprendida por una persona quien le indicó que dejara las llaves pegadas en la puerta del vehículo y que no hiciera ningún tipo de resistencia, en vista de encontrarse amenazada en su integridad física, no tuvo otra alternativa que retirarse del lugar sin voltear hacia atrás, debido al mandato que le había manifestado esa persona, la cual le decía en voz alta que si volteaba le pegaba un tiro, y ante una grave crisis de nervios, se retiró del lugar y se trasladó a su residencia para comunicarse conmigo; que seguidamente me comunique vía celular al 171, al número de la empresa de seguros 08007348767, al sistema de localización signado con el No.05002292367 el cual nunca me respondió, trasladándome posteriormente junto con mi cónyuge al Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) con la finalidad de reportar o hacer la denuncia respectiva ante el organismo de Seguridad del Estado; reporte este que en reiteradas oportunidades hice a la aseguradora de la ocurrencia de dicho siniestro, a través de correos electrónicos enviados a MAPFRE LA SEGURIDAD por espacio de un (1) mes hasta la fecha.

  3. Que en comunicación suscrita en fecha 05 del presente mes año, la aseguradora MAPFRE LA SEGURIDAD, me comunicó el rechazo para pagarme la indemnización exigida, fundamentando la misma en la cláusula 4 en su segundo aparte, Letra “a” del condicionado de dicha aseguradora.

  4. En fecha 15 de Junio de 2006, le fue requerida a la empresa aseguradora una reconsideración al rechazo del pago de la indemnización por el siniestro antes descrito y en comunicación enviada el día 21 de Junio de 2006, la empresa MAPFRE-LA SEGURIDAD negó nuevamente el pago de la indemnización que le fuera solicitada.

  5. Así mismo fundamento la presente causa en lo expuesto en el Código de Comercio en los artículos 557, 558, 560, 563, 564, 1.270, 1.271 y 1.167, y el cual regula las obligaciones del asegurador.

  6. Que de conformidad con los fundamentos expuestos, demando a MAPFRE-LA SEGURIDAD, C.A. DE SEGUROS (antes SEGUROS LA SEGURIDAD C.A.), ya identificada, para que convenga en que me adeuda o en su defecto sea condenado a ello por este Tribunal a pagar los siguientes conceptos:

    1. - El monto de la suma asegurada por concepto de LA COBERTURA DE LA PERDIDA TOTAL sufrida al vehículo asegurado por mi y que asciende a la cantidad de SESENTA MILLONES SEISCIENTOS TREINTA Y DOS MIL BOLIVARES (Bs.60.632.000,00).

    2. - Los honorarios profesionales los cuales solicito al Tribunal se sirva estimar.

    3. - Solicito asimismo que la Sentencia condenatoria que ha de dictarse, se ajuste la cantidad demandada mediante Indexación o Corrección Monetaria tomando como referencia el Índice Inflacionario Oficial propiciado por el Banco Central de Venezuela, de los tres meses últimos a la fecha en que se dicte la Sentencia de éste juicio.

    Admitida la presente demanda en fecha 18 de Septiembre de 2006, acordándose en dicho auto LA CITACION de la Sociedad Mercantil MAPFRE-LA SEGURIDAD, C.A. DE SEGUROS, antes identificada, en la persona de su presidente ciudadano ARISTOBULO BAUSELA, venezolano, mayor de edad, portador de la cédula de identidad No. 9.176.427 y domiciliado en la Ciudad de Caracas, para que comparezca dentro de los Veinte (20) días de despacho siguientes, contados a partir de la constancia en actas de haberse cumplido su citación, más ocho días que se le concede como término de distancia, a dar contestación a la demanda.

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    II

    REALIZADA UNA BREVE NARRATIVA DE LAS DIVERSAS ACTUACIONES REALIZADAS EN LA PRESENTE CAUSA, PASA ESTE JUZGADOR A ACREDITAR LOS PRESUPUESTOS FACTICOS QUE SERVIRÁN DE SUSTENTO A LA PRESENTE DECISIÓN.

    Planteada la cuestión en los términos expresados precedentemente, y en ejercicio que le confiere a este Juzgador el Artículo 269 del Código de Procedimiento Civil, considera este Tribunal necesario destacar la importancia de fijar algunos conceptos previos o prelimares a los fines de abordar el análisis del caso, tales como el origen o fundamento del instituto de la perención de instancia, como modo anormal de conclusión del proceso e impuesto por razones de orden público. Al respeto este Juzgador comparte y hace propios los argumentos del autor L.E.P., cuando expresa que "... Desde un punto de vista subjetivo, el fundamento de la institución estriba, por un lado, en la presunción de abandono de la instancia que configura el hecho de la inactividad judicial prolongada y por otro lado, en la conveniencia de que, en tales circunstancias el órgano judicial quede liberado de los deberes que, eventualmente, le impone la subsistencia indefinida de la instancia. En cambio, apreciada la caducidad de la instancia desde un punto de vista objetivo, -que es el que primordialmente interesa-, parece claro que su fundamento radica en la necesidad de evitar la duración indeterminada de los procesos judiciales. ..."

    Similares términos son usados por el procesalista a.M.A.F., para quien la institución sub. examine, “... es la extinción de un proceso (principal o incidental) o de alguna de sus instancias, producida por la ausencia de actividad impulsora idónea para su desarrollo, durante los términos que establece la Ley” (MODOS ANORMALES DE TERMINACIÓN DEL PR0CESO. Tomo III. Caducidad de la Instancia. Edit. DEPALMA, Buenos Aires, Argentina. 1991), para J.G., la caducidad de la instancia, “...es, pues, la extinción del proceso que se produce por su paralización durante cierto tiempo en que no se realizan actos procesales de parte, ” (DERECHO PROCESAL CIVIL. Tomo I. Edic. 4A. Pág. 502. Las cursivas

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    son del autor); la ratio essendi de la institución procesal de la perención, evoca razones de orden público y seguridad jurídica, para H.D.E.:

    La perención es una sanción al litigante moroso, y responde a un principio de economía procesal y de certeza jurídica, para impulsar la terminación de los pleitos, razón por la cual se aplica inclusive cuando se trate de menores e incapaces...

    . (COMPENDIO DE DERECHO PROCESAL CIVIL, Tomo I. Teoría General del Proceso. Edic. 10ª. Edit. ABC, Bogotá, Colombia.1985. Pág. 584).

    Idéntico cometido le reconoce a la Institución FORNACIARI, en la página 18 de su obra ya citada:

    ...La caducidad de la instancia encuentra fundamento en diversos componentes que se equilibran en la confluencia de lo público con lo privado. Es cierto que cada una de las partes enfrentadas en el proceso tiene la expectativa de beneficiarse con el error o la inacción del adversario. La inactividad no hace presumir su desinterés. Pero también es cierto que por razones de seguridad jurídica hacen prevalecer el interés comunitario de restablecer el orden jurídico. En la rápida y correcta terminación de los procesos está comprometido el orden público.

    Ese equilibrio que tiene su fundamento en el superior interés de la comunidad, determina que si bien el juez está facultado a dictar medidas tendientes a evitar la paralización de los procesos...no enerva con esa posibilidad la de decretar de oficio la caducidad de la instancia...

    .

    Al respecto nuestra legislación civil contempla en su artículo 267, las diversas modalidades de extinción de la instancia por la inactividad de las partes, señalando en su ordinal 1°, la perención por causa de la falta de impulso de la citación del demandado.

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    Artículo 267, Ordinal 1º, ejusdem:

    Toda instancia se extingue por el transcurso de un año sin haberse ejecutado ningún acto de procedimiento por las partes. La inactividad del Juez después de vista la causa, no producirá la perención. También se extingue la instancia: 1º. Cuando transcurridos treinta días a contar desde la fecha de admisión de la demanda, el demandante no hubiese cumplido con las obligaciones que le impone la ley para que sea practicada la citación del demandado...

    , (Subrayado del Tribunal)

    La norma in comento, busca por medio del temor a la imposición de una sanción, el mantenimiento del interés procesal por las partes intervinientes en este, operando en consecuencia dicha norma como un estimulo permanente a las partes, a los fines de que estas cumplan sus cargas de impulsar el proceso. Es así pues, que si la demanda es la ocasión propicia para activar la función jurisdiccional, no se puede tolerar la libertad desmedida de prolongar al antojo ó reducir la dinámica del juicio a un punto muerto por cuanto, la función publica del proceso exige que este, una vez iniciado, se desenvuelva rápidamente hasta su meta natural que es la sentencia.

    Ahora bien, del análisis del artículo 267, en su Ordinal Primero, del Código de Procedimiento Civil, anteriormente transcrito, observa este Jurisdicente la aparente colisión con la garantía constitucional de la gratuidad de la justicia establecida en el primer aparte del artículo 26 de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, el cual establece:

    Articulo 26 de la Constitución:

    “Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente.

    El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente,

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    autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.

    El M.T. de la Republica, en su Jurisprudencia más reciente al respecto ha señalado que la gratuidad de la justicia es simplemente una cuestión de excepción por medio de la cual el estado asume los gastos a plenitud de aranceles y tasas del proceso, para evitar que no pueda ejercerse el derecho constitucional de acceso a la justicia. Tal planteamiento comporta que la actuación jurisdiccional de los tribunales de la República no está sometida a ningún tipo de tasa, arancel o pago, lo que originó la derogación de las normas que los imponían, tales como la Ley de Arancel Judicial. (Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia de fecha 16 de junio de 2004. Exp. Nº 03-2512, caso: I.T.L.).

    Las obligaciones arancelarias contempladas en la Ley de Arancel Judicial, correspondientes a los derechos ó emolumentos concernientes a los funcionarios judiciales, ya sean permanentes o de carácter accidental, por determinadas actuaciones cumplidas en la tramitación de los juicios, perdieron toda validez ante el principio de gratuidad contemplado en nuestra carta magna en su articulo 26.

    Pero es el caso, que en lo referente al Articulo 12 de la Ley de Arancel Judicial, el cual establece: “Cuando haya de cumplirse un acto o evacuarse alguna diligencia fuera de la población en que tenga asiento el Tribunal, Registro Mercantil y Notarías Públicas la parte promovente o interesada proporcionará a los funcionarios y auxiliares de justicia que intervengan en ellos, los vehículos necesarios y apropiados para su traslado, y proveerá los gastos de manutención y hospedaje que ocasione. Igualmente se proporcionará vehículo, cuando el acto o diligencia se efectúe en la misma población en que resida el Tribunal, Registros Mercantiles y Notarías Públicas en lugares que disten más de quinientos (500) metros de su recinto.”, ha establecido el m.T. de la Republica en sentencia de fecha 6 de julio de 2004, en el Expediente No. AA20-C-

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    2001-000436, con ponencia del Magistrado CARLOS OBERTO VÉLEZ, constituye una obligación que el demandante debe satisfacer cuando la citación del demandado haya de practicarse en un sitio que diste más de 500 metros del lugar de recinto del Tribunal, indicado en este mismo sentido que de ninguna manera se podría imputar dicho contenido económico al pago de arancel Judicial, siendo que, dicho aporte no esta destinado a coadyuvar logro de la mayor eficiencia del Poder Judicial, ni facilitara el acceso a la justicia, el pago de dichas cantidades de dinero tal como lo menciona el articulo 12 Ejusdem, van dirigidos proporcionar a los funcionarios y auxiliares de justicia, los vehículos necesarios y apropiados para su traslado, y proveerá los gastos de manutención y hospedaje que ocasione. Siendo absurdo a criterio de quien expone, la imposición a los funcionarios y auxiliares de justicia la carga de sufragar los gastos ocasionados por la evacuación de una diligencia o la realización de un acto determinado, por cuanto la consumación de dichas diligencias por parte de los funcionarios ó auxiliares de justicia son de único y exclusivo interés del requirente de la diligencia a efectuarse.

    El articulo 267 del Código de Procedimiento Civil, en su Ordinal 1°, contempla las obligaciones ó cargas impuestas a la parte requirente a los fines de la obtención de la citación del demandado, señalando: 1) en primer termino la referente al pago por concepto de elaboración de las compulsa del libelo, libramiento de boleta de citación, etc., la cual se realizaba mediante la liquidación de las respectivas planillas de arancel judicial, obligación que perdió total y absoluta vigencia de conformidad con lo expuesto en el numeral segundo de la presente sentencia, por cuanto contrariar la garantía de la justicia gratuita contemplada en el artículo 26 de la carta magna; 2) y en segundo termino, la que concierne al suministro del domicilio del demandado, así como el transporte o traslado y gastos de manutención y hospedaje, cuando haya que cumplirse en lugares que disten más de quinientos metros de la sede del Tribunal, de conformidad con lo establecido en el articulo 12 de la Ley de Arancel Judicial, los cuales se cubren de diferente manera, pero, jamás mediante liquidación de recibos o planillas, acarreando en consecuencia el incumplimiento de las cargas impuestas en este numeral la perención a que se refiere el artículo 267, ejusdem, en su ordinal 1°.

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    En consecuencia, en atención a lo anteriormente expuesto, observa este Juzgador, la inequívoca perdida de total y absoluta vigencia de las obligaciones arancelarias contenidas en la ley de arancel judicial, en atención al principio de gratuidad establecido en el articulo 26 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, quedando incólume todo lo referente a la proporción a los funcionarios ó auxiliares de justicia del transporte, manutención y hospedaje, contempladas en el artículo 12 de la Ley de arancel Judicial.

    III

    CONCILIADA COMO HA SIDO LA FIGURA DE LA PERENCIÓN A QUE SE REFIERE TANTO LA DOCTRINA ANTERIORMENTE TRANSCRITA, COMO NUESTRO ORDENAMIENTO PROCESAL CIVIL VIGENTE, CON EL PRINCIPIO DE GRATUIDAD A QUE SE REFIERE NUESTRA CONSTITUCIÓN BOLIVARIANA; Y EXPUESTOS COMO HAN SIDO LOS PRESUPUESTOS FÁCTICOS, A LOS CUALES LA NORMA Y LA DOCTRINA VINCULAN LA SANCIÓN DE LA PERENCIÓN, SOLO RESTA VERIFICAR SU ACAECIMIENTO EN EL CASO QUE NOS OCUPA:

    En el caso que nos ocupa, se desprende del análisis de las actas que componen el presente expediente que en fecha 18 de Septiembre de 2006, se admitió cuanto ha lugar en derecho la presente causa que por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO sigue el ciudadano J.E.P.R., en contra de la SOCIEDAD MERCANTIL MAPFRE- LA SEGURIDAD, C.A. DE SEGUROS, ordenándose por medio del mencionado auto LA CITACION de la parte demandada en este proceso.

    Ahora bien, de un simple cómputo matemático observa este Jurisdicente que desde la fecha en que se admitió la demanda, transcurrieron más de Treinta (30) días sin que la parte requirente cumpliera con la carga de indicar en donde debería practicarse la citación del demandado de autos, ni cumpliera con el impulso procesal en lo referente de suministrarle los medios necesarios al Alguacil encargado a los fines de practicar la intimación ordenada en tal sentido. Por lo que la parte demandada incumplió con las cargas anteriormente expuestas, así como

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    las impuestas el Articulo 12 de la Ley de Arancel Judicial, establecidos en Sentencias dictadas en el Tribunal Supremo de Justicia, Sala de Casación Civil de fechas 6 de julio de 2004, Exp. Nº. AA20-C-2001-000436; criterio éste reiterado en fecha 29 de octubre de 2004, Exp. N°. AA20-C-2002-Sent. N° 01291. y tomando en cuenta que desde la fecha de admisión de la demanda hasta la presente, han transcurrido más de noventa (90) días de despacho en el cual las partes no actuaron de una u otra forma. ASI SE DECLARA.-

    Este Órgano de Administración de Justicia de conformidad con lo establecido en los artículos 199, 197 y 267, en su Ordinal 1°, y 269 del Código de Procedimiento Civil, en concatenación con el articulo 12 de la Ley de Arancel Judicial observa que el presente proceso se haya en estado de PERENCIÓN. ASÍ SE DECLARA.

    En consecuencia: Observando que el principio de la gratuidad de la justicia se encuentra circunscrito a la incompetencia de los Órganos que componen el sistema de Administración de Justicia para solicitar pagos por concepto de su actuación procesal; Y siendo que de conformidad con la jurisprudencia reiterada emanada del m.T. de la Republica dicho principio de gratuidad no se extiende en modo alguno a los efectos económicos del proceso que no se revisten de carácter impositivo los cuales deben cumplirse en virtud de las cargas procesales que representan para los accionantes; Y considerando transcurrieron mas de treinta (30) días sin que el demandante hubiere cumplido con las obligaciones que le impone la ley en el articulo 267, Ordinal 1°, del Código de Procedimiento Civil que se refiere a la Sentencia dictada por el Tribunal Supremo de Justicia en sentencia de fecha 06 de Julio de 2004, en el Expediente No. AA20-C-2001-000436, con ponencia del Magistrado CARLOS OBERTO VÉLEZ, este JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL Y MERCANTIL DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA, en ejercicio de las Potestades Jurisdiccionales atribuidas por el artículo 269 del Código de Procedimiento Civil en nombre de la República Bolivariana de Venezuela, y por

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    autoridad de la Ley, DECLARA PERIMIDO el juicio que por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO sigue el ciudadano J.E.P.R., venezolano, mayor de edad, titular de la cédula de identidad número 9.750.076 y domiciliado en esta Ciudad y Municipio Maracaibo del Estado Zulia, en contra de la empresa MAPFRE-LA SEGURIDAD, C.A. DE SEGUROS (antes SEGUROS LA SEGURIDAD, C.A.), inicialmente inscrita ante el Registro de Comercio que llevaba el Juzgado de Primera Instancia en lo Mercantil del Distrito Federal, en fecha 12 de Mayo de 1943, bajo el No.2135, Tomo 5-A hoy por ante el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Distrito Capital y Estado Miranda, expediente No.929 e inscrita en la Superintendencia de Seguros bajo el No.12 y domiciliada en la Ciudad de Caracas, conforme a lo preceptuado en los artículos 267, Ordinal 1°, 199, 197 del Código de Procedimiento Civil, en concatenación con el articulo 12 de la Ley de Arancel Judicial, y con la jurisprudencia emanada del m.T. de la República en Sala de Casación Civil de fecha 6 de julio de 2004, Exp. Nº. AA20-C-2001-000436; criterio reiterado por la Sala de Casación Civil en fecha 29 de octubre de 2004, Exp. N°. AA20-C-2002-Sent. N° 01291. En consecuencia, se DECLARA LA EXTINCIÓN del señalado proceso. ASI SE DECIDE.

    Déjese por secretaría copia certificada del presente fallo.

    No hay condenatoria de costas, de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 283 del Código de Procedimiento Civil

    REGÍSTRESE, PUBLÍQUESE y NOTIFÍQUESE.

    Dada, firmada y sellada en la sala del Despacho del JUZGADO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO CIVIL Y MERCANTIL DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA, a los Treinta (30) días del mes de Marzo de 2007. Años 196º de la Independencia y 148º de la Federación.

    LA JUEZ SUPLENTE ESPECIAL:

    DRA. D.M.R..

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    LA SECRETARIA

    Abg. LORENA FLORES MUÑOZ.

    En esta misma fecha, previo el cumplimiento de ley y siendo las 02: 30 de la tarde, se publicó la anterior sentencia.-

    La Secretaria

    Abg. LORENA FLORES MUÑOZ.

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