País a la deriva

Venezuela se ha convertido en un país sin rumbo, sin ley, sin seguridad para las personas, sin seguridad jurídica para quienes aquí producen y han invertido a través de décadas. Extraña anomalía. Pongamos un minuto de atención: mientras dependemos cada día más de las importaciones, en la misma forma e intensidad el Gobierno de la revolución bolivariana se obstina en ahogar con mayores trabas y restricciones a las empresas que trece años después de tan erradas políticas aún sobreviven aquí. En otras palabras, el Gobierno le abre las puertas a las importaciones de todo tipo, y mediante sus tácticas de obstrucción, represión, manipulación de divisas, regulaciones, hostilidad permanente, no le deja a las empresas otra alternativa que la de irse de nuestro país, mudarse a Colombia, México, Panamá, República Dominicana.

Consecuencia de estas estrategias llamadas "socialistas", es el fenómeno de la migración de empresas. Se van a producir a otros países donde se les garantiza seguridad jurídica, acceso equilibrado a las divisas necesarias para su funcionamiento, y algo que aquí tendrá consecuencias graves: crearán en esos nuevos destinos las fuentes de empleo y de trabajo que dejarán de ofrecer a los venezolanos. En conclusión, más desempleados, más gentes echadas a la calle, especialmente jóvenes. Más venezolanos que tendrán que refugiarse en las precarias misiones electoreras del aparato oficial, como único recurso de sobrevivencia. Esta perniciosa política de estrangular a la población, dejarla sin fuentes de empleo, condenarla a la misericordia oficialista parece ser una de las razones políticas de la...

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