País a la deriva

Mientras el Gobierno se empeña en decir que todo marcha a la perfección, que el Presidente sigue gobernando desde La Habana y que ello no entorpece la perfecta maquinaria del Estado y del partido, resulta que el ciudadano común padece la extraña "sensación" no ya de inseguridad, sino de un país a la deriva que pronto se estrellará contra la realidad. La "sensación", esa palabra tan embustera e hipócrita, que pronunció la Defensora del Puesto para justificar la inseguridad en las calles, la matanza diaria de ciudadanos indefensos, de mujeres y niños, de militares y policías, ahora se emplea para todo. Por ejemplo, si un conductor llega en la mañana a un expendio de gasolina y está cerrado, o debe hacer una larga cola para reponer combustible está siendo víctima de una "sensación" de escasez, según Pdvsa. Si se dirige a una farmacia y no encuentra un medicamento para su hija o hijo y si falta la leche en polvo para darle el tetero y alimentarlo bien, usted es un individuo que debe ir al psiquiatra porque las "sensaciones" le están haciendo daño y le impiden captar la hermosa realidad rojo rojita. Si logra montarse en el Metro, en medio de golpes y empujones, y luego el vagón se detiene en un túnel por media hora y ningún funcionario le presta atención o lo informa de la falla, usted está metido en la propia "sensación roja rojita". Si usted vive en Táchira, Cojedes, Anzoátegui, Bolívar, Carabobo, Lara o Zulia y de repente se va la luz y tarda doce horas en volver, no se preocupe ni se devane los sesos: es una sensación de oscuridad. Y si el agua que...

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