Al país le están quitando los símbolos de orgullo

En 2001, María Elena Ramos tenía 12 años al frente del Museo de Bellas Artes y pre paraba una exposición en la que artistas contemporáneos reinterpretaban el legado de los egipcios a partir de las piezas de esa civilización que la institución atesoraba en sus bóvedas. También había logrado que se aprobaran los recursos para hacer un trabajo de refacción al edificio. Sin embargo, ninguno de los planes se concretó, pues la suya fue una de las 18 cabezas que cortó la revolución cultural. Una década después analiza lo ocurrido como el primer paso de un proceso que pretende acabar con los museos y con el resto de la plataforma cultural del país, el cual llama a detener. --Usted hizo pública la tesis de que el Gobierno necesita acabar con la institucionalidad cultural por razones políticas, ¿en qué se basa esa teoría? --En 2001, el viceministro Manuel Espinoza demostró que venía con una clara intención de iniciar el desmontaje institucional y anunció la revolución cultural. Ese primer paso fue un punto de quiebre. Lejos de ser lo que algunos pensaron, simplemente la sustitución de unos directivos por otros, era el co mienzo de la entrada de manera violenta a una institucionalidad cultural que había sido cuidada con amoroso celo durante años por gente que no estaba asociada al poder ni a la política, sino que eran especialistas en el medio. Esa revolución cultural sentó las bases y luego se fueron dando progresivos pasos hacia una decadencia de los museos, profundizados por Farruco Sesto, como la arremetida en contra de los curadores. Se implantó la visión de que los especialistas de los museos era gente elitesca; en 2004, los museos dejaron de existir como fundaciones del Estado y perdieron su autonomía con la creación de la Fundación Museos Nacionales. Paulatinamente, se eliminaron atribuciones, se desdibujaron sus perfiles y se descuidó la infraestructura. --¿Más que un desmontaje, la crisis no tendrá que ver con la incapacidad de las autoridades para entender la dinámica de esas instituciones? --Hay una tendencia en la oposición a pensar que este es un gobierno muy ineficiente. Creo que eso hay que analizarlo y matizarlo. Es ineficiente en muchos aspectos concretos y circunstanciales, pero ha sido muy eficaz en su proceso de desmontaje de la institucionalidad del país, la que venía de eso que ellos llaman cuarta república, en función del deseo de instaurar otra institu cionalidad. El desmontaje no es una cosa que haya inventado el chavismo. Si...

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