Mucho más que un papel

Ya les digo que a uno le cuesta entender cómo la mercadotecnia, o el mercadeo, pueda soslayar en sus recientes trompetazos promocionales de la preventa uno de los hechos editoriales o periodísticos más importantes en la historia reciente de El Nacional, y muy particularmente en la búsqueda de la calidad que siempre ha caracterizado al periódico y que hoy constituye un requisito imprescindible en la vida de un diario impreso. Desde hace algunas semanas se ha hecho evidente la reconceptualización, tanto gráfica como de contenido, a la que ha sido sometido el Papel lite rario, ese emblema del perio dismo cultural venezolano, y del propio periódico, que circula desde el 22 de agosto de 1943, bajo la conducción inicial de Juan Liscano. Cree uno que son válidos to dos los esfuerzos que hoy en día hacen los diarios impresos por adaptarse a las exigencias de los nuevos tiempos, pero tienen mayor tono, mayor significado, aquellos que atienden a la esencia del medio, a su patrón genético, a aquellas características que lo han distinguido y lo han diferenciado de los competidores, que de eso es justamente de lo que hablamos. Los cambios del Papel litera rio van mucho más allá de un refrescamiento: de formato tabloide a berlinés, de cuatro a ocho páginas, de un contenido limitado a uno mucho más amplio, de un diseño poco atractivo a uno más atrayente, de circular los sábados a circular los domingos. Y paremos aquí para que lo demás nos lo cuente el responsable de la operación. Nelson Rivera, su director, nos dice que el resultado que ahora vemos es la respuesta a la petición que le hiciera Miguel Henrique Otero, presidente editor de El...

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