Sin papel no hay libertad

Puro Perogrullo. El ingrediente físico esencial de un medio de comunicación impre so es el papel, de modo que si no lo hay, no hay periódico. Y como el régimen es dueño exclusivo de las divisas existentes en el país, si no las entrega, les arrebata a los periódicos su derecho de comprar papel y al ciudadano su derecho de estar informado. O sea, que Miraflores, aunque se autocalifica de democrático a todas horas, estos días se apropia, porque ese es su carácter antidemocrático, del derecho de todos a la libre circulación del pensamiento y la opinión.De este modo sinuoso, si el régimen insiste en la decisión de condenarnos al silencio y la oscuridad negándoles a los periódicos los dólares para importar papel, en la práctica nos amenaza con despojarnos de nuestra libertad y someternos por completo a su obsesiva voluntad imperial. Es decir, que al fin vencida la resistencia de los medios radioeléctricos con la compra de Globovisión, último reducto rebelde de la etapa de lucha oficial contra los medios después del cierre de Radio Caracas Televisión en 2005, ahora Maduro inicia una nueva y más peligrosa fase de sus relaciones con los medios. El principio del fin definitivo de la prensa libre en Venezuela.Lo sabemos. El cierre de RCTV fue el primer paso en la construcción de este perverso control comunicacional hegemónico. Después vino el desarrollo expansivo de dos políticas complementarias, el sistema estatal de medios de comunicación y el anestésico que se le aplicó sin piedad a estaciones de radio y plantas de televisión que no quisieran correr la misma triste suerte de RCTV. Un círculo vicioso que se cerró con la compra de Globovisión y su inmediato y radical cambio de línea editorial. Con el argumento, por supuesto falso, de querer contribuir con su imparcialidad a la reconciliación de los venezolanos.En este cautivo universo co municacional desentonaba, sin embargo, la autonomía crítica de la inmensa mayoría de los periódicos. ¿Qué hacer contra ellos, pues? ¿Recurrir de nuevo a las banderas de la guerra desatada por Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992, o emprender el camino de la rectificación táctica adoptada inteligentemente en 1997 para poder llegar a Miraflores en olor de multitudes electorales, sin derramar una gota de sangre adicional? Del mismo modo que en 2005 se utilizó el recurso legal de renovar o no las licencias de transmisión a estaciones de radio y plantas de televisión para neutralizar o liquidar...

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