Paraguay, el golpe que no fue

Cuando el gobierno militar de Alfredo Stroessner terminó con un golpe de Estado en 1988, Paraguay puso fin a 36 años de un gobierno dictatorial que violó todos y cada uno de los preceptos constitucionales y cometió graves crímenes en contra de sus opositores. Los paraguayos se esmeraron en diseñar una Constitución cuyo norte fundamental no era otro que impedir la concentración del poder en una sola persona para evitar nuevos gobiernos autoritarios. Uno de los poderes otorgados al legislativo en la Constitución de 1992 era el de iniciar un juicio político contra la máxima autoridad del país y otros altos jerarcas de los poderes del Estado, y castigarlos, si ese era el caso, con la separación de sus funciones no sólo por delitos cometidos durante el desempeño de su cargos sino por mal desempeño de sus funciones. Lo mismo establece la Constitución paraguaya para el vicepresidente, los ministros del Poder Ejecutivo, los ministros de la Corte Suprema de Justicia, el fiscal general del Estado, el defensor del pueblo, el contralor general de la República y los integrantes del Tribunal Superior de Justicia Electoral. Una matanza de 17 paraguayos en una arremetida armada durante el desalojo de una finca en el interior del país fue el elemento disparador de la crisis actual que terminó con la eyección de Fernando Lugo. Si bien la causa eficiente de la crisis fue tal hecho de sangre, la constante confrontación y la lucha de clases promovida desde la Presidencia fue creando un ambiente perverso en el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR