Partió la diva de los pies descalzos

De Cesária Évora se decía que cantaba con el corazón. La frase, un lugar común de los medios de comunicación, cobra otro sentido si se presta atención a la biografía de la artista. En una de sus últimas giras, en Lisboa, Portugal, se le paralizó por unos instantes. En mayo de 2010 fue sometida a una operación a corazón abierto. Ayer, una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda apagó la voz de la cantante más legendaria de Cabo Verde y una de las mejores exponentes del World Music. Caracas no fue indiferente a su morna, el género que popularizó, primero en los bares de su Mindelo natal, en la isla de San Vicente, y luego en el resto del mundo. Évora se presentó en mayo de 2009 en el Teatro Teresa Carreño. Allí ofreció un concierto habitual: entró descalza no podía cantar de otra manera y se saltó todas las fórmulas preestablecidas. No dijo que estaba feliz de estar en Caracas ni saludó efusivamente. Apenas pronunció las palabras Buenas noches y comenzó a cantar, con una voz que no dejó lugar para la decepción. El espectáculo tuvo dos caras diferentes. Quienes disfrutan la música y querían escucharla cantar, entraron en trance con Angola, Carnaval de Sao Vicente, Petit Pays, Sodade y Bésame mucho. La voz de Évora no sólo era magnífica y transmitía muy bien el sentimiento de nostalgia en el que se sustenta la morna, sino además no parecía verse afectada por nada. Ni por el transcurrir del tiempo, ni por los cigarrillos que fumó, ni por los sorbos que daba a un vaso de licor. Empero, para quienes que rían ver un show, la diva fue distante. A muchos les pareció imperdonable que a mitad...

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