Paseando con el capitán Pérez

Escribo desde la ciudad de Miami. Estando aquí comprendo por qué a los chavistas les gusta tanto venir y huir del desastre en el que han convertido a Venezuela. La diferencia entre mi viaje y el de ellos es que yo gané hasta el último centavo con el que lo pagué.¡Miami es bella! A cualquier si tio se llega por miles de autopistas que literalmente crecen ante los ojos asombrados de turistas y residentes, pero tiene un defecto: obligatoriamente hay que tener vehículo. No está diseñada para caminar y aunque parezca contradictorio, jamás he visto una ciudad con tantos sitios para compartir y pasear.Es una ciudad dispersa, ya que todo queda lejos. Hasta lo cerca queda lejos.Miami está sobre un enorme pantano. Ingenieros y arquitectos, a partir de gigantescos charcos llenos de cocodrilos, erigieron una megaciudad. Domaron y canalizaron aguas y ahora se podría decir que Miami es una ciudad acuática. En todas partes hay canales, ríos y hermosos lagos, enmarcados por jardines henchidos de colores y palmeras. Por ese motivo, otra forma de disfrutarla es por barco. Con el capitán Luis Pérez al mando, recorrimos canales y portentosas bahías en el buque Carolina Isabella. El trayecto fue amenizado por la ilusionista francesa madame Rosaura Escalona y por humoradas del niño prodigio Amílcar Rivero. Además, contó con una afamada orquesta de jazz dirigida por el maestro Leonardo...

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