Los niños pasearon con sus aguinaldos por el bulevar de Sabana Grande

Ashley Valentina Quintero, de tres años de edad, decidió recorrer Sabana Grande con su Cicciobello en mano. La muñeca camina, gatea y se ríe, explicaba la niña, mientras su mamá, Helen Velásquez, le pedía que contara sobre los otros regalos que le había traído el Niño Jesús en la Nochebuena: Diles que te trajo una moto, una muñeca grandota y también una Barbie, pero Ashley echó a correr, buscando amigos con quienes jugar.El bulevar lucía vacío al me diodía de ayer. Emilio Omaña, quien desde hace 25 años vende algodones de azúcar en el lugar, aseguró que la gente suele llegar al caer la tarde.Juan Arnao e Isamar Caripe eran una de las pocas parejas que caminaron por la zona.Ambos habían viajado desde Santa Teresa del Tuy y lamentaban que la ciudad no ofreciera muchos espacios para que los niños salieran a disfrutar con sus juguetes. Abrahán, su hijo de 4 años de edad, simplemente disfrutaba de los aparatos fijos que ofrecía el camino.Barney sonreía a los niños que paseaban con sus familiares. El Hombre Araña también trataba de capturar la atención de los infantes. Pero Amaranta Ramírez Quintero prefirió pedalear lentamente, junto a su abuelo Luis Zambrano y su padre José Gregorio Ramírez, y no quiso bajarse de su bicicleta rosada.Un poco más allá, Estefany González, de seis años, jugaba con el coche que le había traído el niño Dios. A ratos se lanzaba desde un tobogán morado...

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