La pasión del poder III

José Tadeo Monagas, del tumulto anárquico al orden despótico. Al escribir sobre la pasión o la ambición del poder, el general Monagas comparece como el más connotado entre los caudillos que violentaron normas y convenciones. José Gil Fortoul llamó error irreparable de Páez su apoyo a la candidatura de Monagas, campeón que fue en los años de 31 y 35 de la tendencia militarista y reaccionaria, en lugar de favorecer la candidatura de José Félix Blanco o la de Bartolomé Salom, que representaban la tendencia progresista, igualmente simpática a la izquierda del partido conservador y a los elementos moderados del partido liberal. Un serio error de cálculo, pues Páez supuso que Monagas no podría gobernar solo, que necesitaría de sus muletas para no echarse en brazos del partido de Guzmán, su enemigo, a quien un diplomático europeo ya había calificado de comunista, en época tan temprana como el año en que Marx y Engels lanzaron por el mundo el famoso Manifiesto. Como si el fantasma que recorría el mundo hubiera llegado también a un oscuro paraje de la América Latina. El equívoco de Páez tuvo su desenlace trágico el 24 de enero de 1848, con el asalto al Congreso que pretendió enjuiciar a Monagas para echarlo del poder. Monagas respondió brutalmente, y el Centauro comprobó que hay errores que no tienen vuelta atrás. Monagas estableció la pri mera dinastía del poder en Venezuela. Cumplidos los cuatro años de su periodo constitucional, no confía en nadie ajeno a la familia, e impone a su hermano José Gregorio como presidente de la República, con lo cual demuestra que el poder tiene un solo amo. Vuelve el turno de José Tadeo, y el 10 de marzo de 1856 da otro golpe de Estado, esta vez golpe de papel, al violar las normas de la Constitución de 1830 establecidas para su propia reforma, y hace aprobar la segunda carta magna. El golpe se acomete en nombre y por el clamor del pueblo. La Constitución de 1857 llevó el centralismo hasta sus extremos, amplió el periodo presidencial de cuatro a seis años, y no sólo no prohibió la reelección inmediata del presidente, sino que la amplió a dos periodos consecutivos, además de legalizar el nepotismo. Así tenemos que Monagas fue el precursor de las políticas del comandante Hugo Chávez Frías. Tanto el presidente como el vicepresidente debían ser elegidos por las asambleas provinciales, compuestas de los electores de cantones. Anula la incompatibilidad consa grada en la Constitución del 30, de modo que senadores y...

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