Paul Auster: el alto arte de la compasión

En 1971 Paul Auster camina por el boulevard de Montparnasse, en París. Un malabarista mantiene al público hipnotizado. El artista ha dibujado un círculo de tiza en el piso: nadie se atreve a cruzarlo ni a pronunciar palabra: se impone el silencio propio de quien observa a otro hablar consigo mismo. Días después, Auster se cruza con el personaje en los muelles del Sena. Al día siguiente, lee que un equilibrista tendió una cuerda entre las torres de Notre-Dame y por horas cautivó con sus piruetas al público alelado. Años más tarde, ya en Nueva York, Auster tropieza con Philippe Petit en los noticieros: esta vez ha caminado sobre una cuerda, de una a otra torre del World Trade Center. Finalmente, en 1980, el escritor le conoce e inician una amistad. En la cuerda floja, esencial meditación que a menudo avanza hacia lo elegíaco, Auster se opone a la percepción marginal que se tiene del equilibrista: Después de contemplar su austera y turbadora acción en la calle, supe por intuición que sus motivos no coincidían con los de otros hombres, ni siquiera con los de otros artistas. Con una ambición y una arrogancia proporcional a la inmensidad del cielo, e imponiéndose a sí mismo las más estrictas exigencias, simplemente pretendía hacer lo que era capaz de hacer.Uno de los episodios que con forman Libro de la memoria, cuenta lo ocurrido la noche de enero de 1925, en medio de un invierno feroz. Un médico duerme, cuando un chico irrumpe para decirle que en una aldea en las afueras de Praga, Marina Tsvietáieva está a punto de parir. Lo apura. El hombre se viste y sale. Debe atravesar un bosque. La nieve le alcanza a las rodillas. Llega a la casucha, donde se impone la pobreza.Hay largas pilas de libros que se levantan hacia el techo y basura acumulada de días. En medio de la cama, la poeta con un cigarrillo en las manos. Mientras expulsa el humo de su boca, dice al médico: ¡Casi llega tarde! Le dije que traería al mundo a mi hijo. Usted ha venido y ahora es asunto suyo y no mío....El médico cuenta que el niño nació con el cordón umbilical cerrándole el cuello. Logra revivirlo y el color del niño pasa del azul al rosado. Durante todo ese tiempo, Marina siguió fumando en silencio, sin hacer el menor ruido, con la vista fija en el niño y luego en mí....Detengámonos ahora en el prefacio que Auster escribió a La tumba de Anatole, de Stephanie Mallarmé. Anatole es el segundo hijo de Mallarmé. Su salud es precaria: a menudo sus padres creen que no sobrevivirá.A...

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