Paz y equilibrio, a la manera de Maduro

Venezuela vive entre la guerra y la paz. Por la indiferencia con que cada año se asesinan más o menos impunemente a miles de ciudadanos, y también porque la confrontación política ha derivado en polarización, intolerancia y persecución del adversario. De ahí que la necesidad de construir un clima de paz y entendimiento entre los venezolanos se haya convertido en un lugar común de nuestro discurso de todos los días. Ahora bien, ¿a qué se refieren los voceros del régimen del gobierno y la oposición cuando hablan de paz, reconciliación y equilibrio? Por supuesto, el tema no es nue vo. Literariamente comenzó con la famosa frase, falsamente atribuida a Julio César, de Si vis pa cem, para bellum. Es decir, si deseas la paz, prepárate para la guerra. Una forma cínica de justificar con un simple juego de palabras las carreras armamentistas y las guerras que han asolado la humanidad durante siglos. Dichos y convicciones que luego, y no precisamente por casualidad, han dado lugar a expresiones mucho más siniestras, como esa de que para conquistar la paz, primero hay que ganar la guerra.Quizá por eso, cuando escucho a Nicolás Maduro y a sus lugartenientes insistir más de la cuenta en su compromiso con la paz a toda costa, me pongo a temblar.Naturalmente, esta reflexión es consecuencia de lo que ocurre en Venezuela desde el 4 de febrero de 1992, cuando un grupo de oficiales del Ejército, bajo el mando del teniente coronel Hugo Chávez, tomó las armas para demoler a cañonazos hasta los cimientos históricos del régimen democrático de entonces. La razón de los alzados era que para hacer felices a los venezolanos, supremamente felices ha añadido Maduro estos días, y refundar la república que otros se habían ocupado de desmantelar, primero había que ganarle la guerra al espíritu maligno de la cuarta república y a los enemigos internos y externos del pueblo.El fracaso militar de su inten tona golpista obligó a Chávez en 1997 a cambiar el rumbo de sus pasos y emprender una fastidiosa circunvalación electoral para llegar a Miraflores, pero la naturaleza de su gobierno nunca se apartó de sus orígenes bélicos. La política sentenció en su discurso de toma de posesión en febrero de 1999 glosando ingeniosamente la conocida tesis estratégica de Carl von Clausewitz es la guerra por otros medios. Desde entonces, eso es lo que hemos tenido. Guerra implacable, aunque disfrazada de contienda pacífica y electoral, para darle un vuelco a la estructura...

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