La paz, esa indigente

El lugar común reza que nada posee más velocidad que una mala noticia. Pero cuando ya un país entero se ha acostumbrado a ese clima umbroso, la ecuación varía un tanto. Las buenas noticias ganan agilidad. Un ejemplo: Supermercado Unicasa, 10 am.Miércoles. Sureste de Caracas.El rumor se propagó en segundos: ¡Llegó la leche! La cola se hizo inmediata y extravagantemente larga. La gente llamaba a sus trabajos anunciando que llegarían tarde. Otros pedían refuerzos, más familiares, más brazos. Multiplicarse era imperativo. La mayoría asumía la resignación de comprar sólo lo permitido: dos potes de leche. Y racionar el consumo hasta que una nueva campanada trajera otra exigua buena noticia. Maldiciones en voz baja. Silencios turbios. ¡Esto es una humillación!, dijo una señora que rondaba los 70 años de edad. De pronto, llegó un motorizado con su compañero a cuestas. Parecían forasteros arribando a un pueblo ajeno sobre una bestia ruidosa.Entraron con desenfado y, sin más, tomaron una caja entera de leche. Un empleado del supermercado les recordó que eso era imposible. Uno de ellos le manoteó una frase en los tímpanos: ¡Cállate, bolsa! ¿O quieres ganarte un pepazo? Silencio mortal. Los malandros salieron con su botín a cuestas.Cuando la moto arrancó, quedó en el aire el corrosivo humo de la impunidad.*** En un Central Madeirense cercano al Barrio 5 de Julio de Petare una señora hacía la cola con su estoicismo en punto de quiebre. La cajera le anunció que sólo podía llevar un kilo de leche en polvo. ¡Yo tengo 4 hijos!, protestó la cliente. Esa es la orden, replicó la cajera mientras un hombre le daba un fajo de billetes y sacaba varias cajas de leche que atesoraba la empleada. Algunas mujeres en la cola lo reconocieron.Era un buhonero de la redoma de Petare. Un buhonero que, cuadras más allá, venderá a Bs. 150 el kilo de leche que vale realmente Bs 33. La señora reclamó. No pasó nada más. La impunidad otra vez ganando por goleada.*** Se habla de supermercados donde los dueños prefieren que no llegue la harina precocida por la violencia que genera la rebatiña y la desesperación.Se ha visto a amas de casa insultándose, arañándose, halándose el cabello, convirtiéndose en adversarias instantáneas.Padres madrugando sobre su propia madrugada para apos tarse en una cola de ignominia y escasez. Todo tan inédito.El tsunami es económico. Lo que viene asusta a los especialistas más preclaros. Los ministros del área chapotean su ineficacia, asidos a una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR