Cómo pedir perdón

No importa si el blanco del error fue un familiar, la pareja, un amigo o un compañero de trabajo: por regla general, meter la pata suele ser más fácil que sacarla. La psicóloga Cristina Valarino explica que para pedir perdón y salir airoso es necesario un tiempo de reflexión. "La persona que ofendió tiene que tomar conciencia de dónde estuvo su falla y entender qué tipo de dolor causó con esa acción. En otras palabras, debe medir las consecuencias del daño que se hizo a sí mismo y a los otros". De allí deriva el arrepentimiento. Quien ofendió debe estar dispuesto a asumir su culpa y buscar la manera de enmendarse y de reparar el error. Una vez que se completa esa reflexión, es cuando se busca al ofendido para conversar y ofrecer las disculpas. Valarino revela que "ayuda mucho recapitular lo que pasó en ese momento y transmitir que uno reconoce dónde cree que estuvo el error: 'Tú querías ayudarme a hacer tal cosa con buena intención y yo te respondí mal diciéndote esto o lo otro; fui muy odioso/a contigo. Tenías razón en ponerte mal'. A la persona ofendida le causa mucho alivio saber que uno reconoce exactamente dónde se equivocó. Que no le están pidiendo perdón a ciegas, sino que esa persona se preocupó por entender lo que le hizo. También ayuda que el agresor explique cómo se sintió después. 'Cuando me di cuenta de lo que te había hecho, me sentí muy triste porque yo no quería hacerte daño. Me comprometo a hacer esto o esto otro para que eso no vuelve a pasar. ¿Me entiendes? ¿Me perdonas?' Siempre hay que pedir perdón mirando a los ojos, no viendo para todos lados ni murmurando entre dientes. El mensaje tiene que ser claro y directo; incluso se puede tocar a la persona si se trata de alguien cercano y la situación lo permite".

¿Qué no se debe hacer? "No es buena idea empezar a buscar atenuantes para escurrir el bulto. No es excusa que uno estuviera borracho, por ejemplo. La persona ofendida espera que uno asuma la mayor cantidad de responsabilidad posible", dice la experta. "Tampoco es buena idea ofrecer disculpas reclamando al mismo tiempo, como decir que yo te insulté tanto porque tú empezaste y yo nada mas reaccioné. No conviene ponerse torpe ni arrogante, y si la persona a la que se le pide perdón también tiene madurez suficiente para poner en perspectiva la situación, es probable que reconozca allí mismo su propia cuota de responsabilidad. Uno nota que cuando el ofendido está dispuesto a asumir espontáneamente una parte de la culpa...

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