¿Pelé o Maradona?

El cristal de cada tiempo Cristóbal Guerra Redactar estas líneas ha sido lo mismo que leer un libro antes que los amigos. Haber visto a los genios dos en su plenitud, nos ha brindado sobre las nuevas generaciones de periodistas y aficionados esa misma ventaja. Uno ha paseado por la Tierra su humanidad negra y su humanismo trascendente, el epicentro de las sonrisas; el otro ha sido el espolón que ha hecho estallar la granada de la discusión en las esquinas del mundo. Pero, según nos han dicho, aquí debemos hablar de fútbol. A uno lo vimos, como la alucinación del primer juguete de la infancia, en el estadio Olímpico contra el Independiente de Avellaneda. Dos goles, sortilegios por toda la cancha, la resurrección del milagro. Hablamos de 1965, y ahora recordamos las noches de 1966 frente a Botafogo, y aquella tarde de 1969 ante Venezuela. Y en el Maracaná, y el tricampeonato mundial. El otro ha sido otra cosa. Le tocó el comienzo de la explosión mediática, y con sus rulos en desconcierto, desconcertó a todos en el Mundial de México 86. Con la misma intensidad ha sido adorado y odiado, y, a su manera, el tesoro en el arco iris, el caos de las formalidades. Pudimos dormir felices después de ver a los dos. A aquél, en el delirio de la mocedad y la inocente afición; a éste, en la madurez de la vida y en el vértigo del periodismo. Pero como sucede con la música: ¿Elvis Presley o Los Beatles?, o con el beisbol: ¿Luis Aparicio u Omar Vizquel?, lo mejor de la existencia es aquello que nos sucede cuando aún conservamos invicta la capacidad de soñar. Aquél, elegimos a aquél. Pero, ¿no será el recuerdo una jugarreta de la complaciente memoria?

La ventaja de llegar primero

Carlos Daniel Avilán

La necesidad de comparar es inherente al deporte, pero en el caso de figuras como Pelé y Maradona resulta un ejercicio de contraste entre gustos u opiniones más que entre hechos objetivos. Nunca se enfrentaron en la cancha al ser íconos de épocas totalmente diferentes, aunque quizás eso ha beneficiado el muchas veces divertido enfrentamiento verbal que los dos personajes han tenido durante los años recientes. Las similitudes entre ambos probablemente empiezan y terminan con el número de su camiseta, pues sus características de juego fueron diferentes e igualmente valiosas. Haber visto a Maradona durante el esplendor de su carrera es una de las razones de peso por la cual las generaciones más recientes (incluida la mía) colocan al argentino en la cima. A Pelé lo...

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