Los peligros de Tarzán

Ya les digo que la de hoy será una columna que atiende a aquel refrán que reza no le dijo perro, pero le mostró el tramojo, que no significa otra cosa que advertir indirectamente sobre algo en particular. En este caso la llamada preventa, ese mecanismo mercadotécnico de comercialización que dispara esperanzas y contabilidades, y también compromisos. Hemos recibido comentarios o preguntas que si bien no están directamente formuladas dejan entrever que existen algunas dudas sobre cómo ese rito comercial anual beneficia a los lectores del diario. Huele uno allí cierta incertidumbre en cuanto a que lo que se publicita o promociona como oferta del periódico, tanto para sus lectores como para sus anunciantes, conduzca a un mejor periódico, a un mejor periodismo, incluso. Cree uno, como defensor y no como agente de relaciones públicas, que El Nacional tiene una trayectoria y una historia capaces de sustentar su prestigio y su seriedad. Los problemas y los errores del periódico son los mismos de los grandes diarios mundiales, desde el error o el gazapo en un titular o en un texto hasta cierta confusión, en un momento dado, acerca del verdadero papel del periodismo en una sociedad democrática y libre. Y esto no deja por fuera la crisis global que desde hace más de 15 años y por distintas causas viven los diarios impresos. Desde hace algún tiempo El Nacional nos recuerda que se trata de una plataforma de medios, de opciones, que van desde la inmediatez más in mediata con la que uno se topa en la página Web, hasta ese periodismo en profundidad, de análisis e investigación, que uno consigue los domingos en Siete días y que...

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