Peloteros estadounidenses invaden a Venezuela

Faltan seis semanas para que la pretemporada del beisbol de grandes ligas comience en Estados Unidos, pero en Venezuela, el campeonato profesional está en todo sus apogeo, con la participación del mayor contingente de jugadores estadounidense en décadas.En el país de Hugo Chávez, un sitio hostil para los estadounidenses por muchos motivos como la inseguridad, la economía tambaleante y un gobierno anticapitalista, bateadores y lanzadores tratan de desarrollarse para impresionar a las hordas de buscadores de talento de las mayores que acuden a este país en la temporada de invierno.Pero no solo preocupan por su técnica, muchos vienen por los cheques. Aunque los ocho equipos profesionales de Venezuela ya no pueden competir con los de grandes ligas como sucedía en los 60 cuando el crecimiento económico alentado por la boyante industria petrolera permitió que Pete Rose vistiera la camiseta de los Leones de Caracas, los salarios son de 10.000 a 20.000 dólares al mes, que es el doble o triple de lo que recibe un jugador de ligas menores.Los pañales no son baratos, dice C.J. Retherford, nacido en Arizona hace 28 años, quien la campaña pasada ganaba 3.000 dólares mensuales jugando para los RedHawks de las ciudades de Fargo, Dakota del Norte, y Moorhead, Minnesota. Ahora cubre la tercera base para los Tiburones de La Guaira, y es uno de los nueve importados que la liga permite contratar a cada equipo.Para jugadores acostumbra dos a estadios pequeños con pocos asistentes, el estadio de Caracas, que casi siempre está lleno, puede ser impresionante. Los abundantes tragos de ron y whisky y un estruendo de tambores hacen que los 25.000 aficionados griten durante todo el partido.Es cómo el fútbol america no de viernes por la noche, en cada juego durante todo lo que dura, dijo Jamie Romak, jardinero de La Guaira, quien actuó para la sucursal de triple A de los Cardenales de San Luis en Menfis, Tennessee. Puedes tener una ventaja de ocho carreras, cierras los ojos y de repente ya están a una carrera detrás.La experiencia no es placen tera para todos. Además de los retos de jugar en el extranjero, la comida a la que no se está acostumbrado y un idioma extraño, Venezuela tiene una serie específica de problemas.El principal es la seguridad.Los guardaespaldas merodean por los dugouts vigilando de cerca a los peloteros venezolanos de grandes ligas cuyos contratos multimillonarios los hacen el objetivo de secuestradores, Nadie quiere ser el próximo Wilson Ramos, un...

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