La pena y la burla

En menos de una semana, el Gobierno dice haber sido victima de tres ataques: un intento de magnicidio, una guerra económica y un golpe eléctrico. Sobre el reiterativo caso del magnicidio, ni una sola agencia de noticias o medio de comunicación serio le dio la más mínima importancia. No llena de orgullo que nos gobierne la incredulidad. Alguien debería decirle a las autoridades que el sentido del ridículo es uno de los atributos reputacionales que más se debe cuidar en público.Sobre la guerra económica que se trama des de EEUU, haber hecho semejante declaración sin una sola mediación racional no es más que una forma alternativa de anticipar los elementos de la guerra económica que se nos viene encima.Cortesía de este Gobierno y sus políticas. El imperio no necesita tramar ninguna estratagema.Los nuestros se la pitan por sí mismos y sin la ayuda de nadie.Por último, en relación al golpe eléctrico, todos sabemos que el Gobierno lleva años esgrimiendo inútilmente la tesis del sabotaje como una forma de eludir sus incompetencias. Por cierto, no sólo en materia de electricidad sino en muchas otras áreas monopolizadas por el Estado, como la industria petrolera o las industrias del hierro y el aluminio, estas últimas verdaderos monumentos a los grandes problemas de gerencia pública que tenemos.Si como todo parece indicar las excusas cons pirativas van a seguir siendo parte fundamental de la política comunicacional oficial, uno de los mayores favores que por estos días se le puede hacer al Gobierno es repartirles el cuento Pedro y el lobo. Su lección es simple: el personaje del cuento nunca supo qué hacer con la responsabilidad que le dio el pueblo, y el pueblo pagó con...

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