Pensador de la significación poética

1 Poeta, crítico, narrador y docente universitario en el campo de la teoría literaria, Tomás Segovia ahora nos concierne como autor de una obra reflexiva que comprende desde artículos y ensayos sobre obras y procesos recientes hasta Poética y profética, su libro fundamental sobre la significación como el problema de los problemas tanto para el lenguaje, la cultura y la poesía como para la inteligencia estética y el quehacer artístico de mediados del siglo XX. Al asumir frente a estos asuntos una postura teórica decididamente crítica, Segovia escogió la relación entre el autoritarismo y los anti-autoritarismos como vertiente principal de un pensamiento vivamente interesado en la influencia de la ideología metodológica del estructuralismo sobre amplios sectores académicos de la intelectualidad occidental. Editado en 1985, Poética y profética amplía y cohesiona la conciencia crítica que Segovia había venido exponiendo desde mediados de los años cincuenta y cuyo despliegue hasta la octava década recogen sus tres volúmenes de ensayos: Actitudes/Con tracorrientes, Trilla de asuntos y Sextante. En lo que si gue nos concentraremos en Poética y profética con el propósito de ver cómo las directrices de este pensamiento se encadenan entre sí, con las vicisitudes del conocimiento de la significación, y con las cuestiones cruciales de la reflexión acerca de la poesía, el poeta y el poema. Mas no se trata de hi pertrofiar el asunto ni de mantenerlo encerrado, como tanto se hizo hasta los años ochenta, dentro de los límites del militantismo pro o anti estructuralista y postestructuralista. Al escoger el tema de la sig nificación como su objetivo principal en el debate teórico, Tomás Segovia opta por un modo de conocer decididamente opuesto al de la regimentación doctrinaria, que con todas las ínfulas de un racionalismo engreído evade los fueros del sujeto y propicia una imbricación confusa de realidad y subjetividad. Además de eso, este designio segoviano no solamente se niega a sacrificar su integridad en aras de alguna conveniencia más o menos militante, sino que se afianza sin reticencia en su propia experiencia como poeta y pensador. 2 El largo y complejo proceso de semejante reflexión comienza con acierto al trazar el camino a seguir, pero además cuenta con el sustento de una certidumbre no menos decisoria: que la vida misma le enseña a uno el camino, por la sencilla razón de que en la vida se piensa escribiendo y hablando, y siempre en el lenguaje...

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