Los venezolanos pueden pensar distinto pero todos quieren democracia

Si bien no es la primera vez que se habla de socialismo en el país, puesto que la Venezuela contemporánea nació leyendo, discutiendo y escribiendo de socialismo, sí es la primera vez que la habladuría invade espacios inéditos. Ya no es sólo en las casas de los partidos políticos, en las sedes de los dia rios, radios y televisoras, en las oficinas públicas y privadas, en las universidades, liceos y escuelas, en las iglesias, sino en los abastos, en los estadios, mercados, en los centros comerciales, en las clínicas, en el transporte público, en las calles, en las playas, en las fiestas, los velorios; en fin, en la ciudad y en el campo, se habla de socialismo. Ricos, clases medias, pobres, campesinos, profesionales y extranjeros residentes o transeúntes, meten baza en la materia. Sin embargo, pese a lo mucho que se habla, se puede decir que el saldo neto que tenemos como sociedad acerca del asunto es que no hay claridad acerca de lo que se está hablando sino mucha confusión, casi al nivel de una Torre de Babel, ya que el socialismo se habla en idiomas diferentes impidiendo la clarificación al respecto. Frente a los que proponen el socialismo al que asocian con variados referentes como Cristo, Simón Rodríguez, Bolívar, Marx, Zamora, etcétera, los que se oponen dicen que eso no es socialismo porque éste es concordia y que la gente viva bien; o que es algo ya vivido y fracasado, o incluso, que sí es posible un cierto tipo de socialismo pero democrático. No es este el lugar para entrar a revisar los distintos lenguajes socialistas usados hoy día en Venezuela, pero sí es el lugar para dejar constancia de cómo perciben los sectores sociales más numerosos de la población los estratos D y E el socialismo que les llega por diversas vías. El estudio que presentamos a continuación es una muestra de que hasta los más pobres tienen su palabra que decir sobre el socialismo. Nuestro interés es el conocimiento de las ideas políticas que mueven a la sociedad de nuestro tiempo, pero no es un interés puramente académico ya de por sí importante sino que es también un interés político por el destino de nuestro país, destino determinado por las ideas y la cultura política que estemos generando en esta coyuntura histórica. En ese sentido, debemos decir que el éxito de las ideas políticas depende no sólo de su difusión sino también de su razonabilidad social y aceptabilidad política, es decir, de la capacidad de esas ideas para darle un sentido de identidad política...

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