Pequeños déspotas

El ministro de información y propaganda no se ha desprendido de los manualitos que re cibía de la agencia Novosti ni de las revistas en las que aparecían lindas jóvenes con esplendorosas sonrisas, que resultaron tan falsas como la justicia social soviética, la justa distribución de la riqueza y el paraíso de los obreros. Habiendo sido educado dentro de las concepciones ideológicas de la hoz y del martillo, del kikiriquí del gallo rojo, es obvio que tenga esa placidez en el rostro, como si ningún niño se acostara sin cenar y sin esperanzas, que es todavía peor. Quizás aprendió a poner esa cara en China Construye.Mientras el Koba, el verdadero, acababa con Ucrania, el granero de Europa, y mataba de hambre a más de 7 millones de personas y se reía de las informaciones de canibalismo que recibía en su dacha en Kuntsevo, los militantes de la utopía roja de este lado del mundo creían todo lo que les hacía llegar el sistema de propaganda que comandaba Willi Münzenberg, el Goebels rojo, como aquella frase de un iluso periodista californiano que después de estar unos pocos días en Moscú escribió que había estado en el futuro y que era verdad que existía el paraíso.El Partido Comunista de Rusia, lo sabe Villegas y le pasa por encima, hizo de Stalin un semidios.No sólo era el padre de la nación obligaron al pueblo que lo llamara el padrecito sino también genio de la humanidad y jardinero de la felicidad humana, Mientras, este protervo hacía listas al azar de los compañeros de partido que debían ser fusilados, enviados a las mazmorras o desprovistos de su condición de seres humanos.Villegas, que presenta como...

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