La percusión teatral de Primate será una archienemiga del tedio

En Primate confluyen varias formas de arte, que se van tejiendo para contar una historia. Cada integrante de la agrupación, que nació en 2004 para convertirse en ejemplar de una especie rara en el país, es capaz de bailar tap, hacer acrobacias, cantar, tocar percusión, participar en coreografías y dramatizar. Pan Pa Tim, un espectáculo que ha sido presentado en varias ocasiones, llegó a su versión 2.0, no porque se trate de una plataforma tecnológica para redes sociales, sino porque se han sumado personajes, elementos de escenografía e instrumentos. Para Primate, cualquier objeto de la cotidianidad puede ser una fuente de armonías y patrones rítmicos. En una de las salas de en sayo del sótano del Centro Cultural Chacao los artistas golpean barriles, pimpinas y ollas con tenedores y cuchillos. Los combinan con una suerte de lavaplatos portátil y un artefacto tubular de fabricación artesanal que aporta el elemento armónico a la mezcla. Cada quien usa su cuerpo y sus manos como tambores. Chasqueando los dedos, aplaudiendo o golpeándose piernas y pechos, constituyen un ensamble. Primate fue siempre un sue ño en mi cabeza, dice Roberto Castillo, director de la agrupación y protagonista del relato. Tuve la ilusión de acercar a personas de distintas áreas y, después de dar vueltas por todo el mundo, decidí volver a Venezuela a cristalizarlo. Aquel elenco inicial, en el que estaba gente como Adolfo Herrera, Mariaca Semprún y Natalia Martínez, me mostró que sí se podía. Esto requiere mucha entrega y bastante paciencia. Castillo, que recientemen te representó al...

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