Perdidos en la transición. Lecciones de cuatro crisis comunistas

I Las falsas transiciones Cuando Heung-Kwang Kim cruzaba el río Yalu para huir de Corea del Norte, en 2002, estaba convencido de que el régimen se estaba desmoronando. Antes de entrar en el agua, llegó a dudar. ¿Estaré poniendo mi vida en peligro los días previos a la caída del gobierno? Heung-Kwang no era cualquier nor coreano. Había trabajado en el ministerio de Asuntos Exteriores en el análisis de lo que la prensa internacional reseñaba sobre Corea del Norte. Y el rutinario trabajo de recolección de artículos de prensa le sirvió para descubrir que la vida que pensaba que había vivido no era real. Solo cuando pudo comparar su forma de vida con la del mundo exterior se dio cuenta de quién era y para quién trabajaba.Heung-Kwang planificó la fuga con máximo secretismo, pero cuando llegó a la frontera, descubrió que tenía que esperar turno. Los soldados dejaban escapar, con cierto orden, a otros disidentes como él. Ser guardia de frontera es el destino más deseado en el ejército norcoreano porque da acceso a cantidades de dinero inimaginables en cualquier otro puesto.Tras cruzar, pasó por China, Mongolia, Laos y Vietnam con pasaportes falsos y aceptando todo tipo de trabajos en campos, en minas y en fábricas.Entrevisté a Heung-Kwang en 2010, ocho años después de su huida. Desde una oficina en Seúl gestiona la asociación de intelectuales norcoreanos en el exilio, aún hoy operativa. Las instalaciones tienen un locutorio clandestino. Desde allí, llaman a sus familiares que los escuchan con móviles secretos.El férreo sistema ha sobrevivido a la muerte de Kim Yong-il en 2011. No hubo cambios en 2002 con la llegada de empresas surcoreanas en el polígono de Kaesong y la inyección de divisas extranjeras. A Seúl siguen llegando refugiados desde Vietnam y Mongolia, con los mismos traumas y los mismos dramas.En 1980, José Alfonso Almora, perio dista cubano que emigró a Venezuela y posteriormente a Miami, estaba convencido de que el régimen cubano afrontaba sus últimos días. Los exiliados en Miami comenzaron a regresar a la isla de vacaciones. Y el contraste tuvo consecuencias. Traían dinero, mostraban sus relojes y su abundancia y fueron determinantes para que quienes se quedaron, descubriesen sus limitaciones. Así entendieron lo que era la revolución, explica Almora.Pocos meses después, la embajada de Perú fue asaltada por casi 11.000 cubanos que pedían asilo. La protección del gobierno peruano a los asaltantes generó un incidente diplomático que...

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