Perdiendo el futuro

Nuestra difícil situación ac tual originada principalmente por los torpes cambios y divergencias entre el ayer y el hoy, por nuestras preocupaciones por el presente y el descuido por el futuro, han puesto de relieve las sabias palabras de Churchill. Estamos perdiendo el futuro. El personalismo, la aprensión y la opresión están obstaculizando nuestra esperanza de progreso. Estamos estancados o, como dice Horacio Vázquez-Rian, quien nos ha provisto de una palabra que acaba de acuñar, estamos ante un fenómeno denominado atrasismo, una ideología fracasada que, en lugar de adelantar y mejorar a nuestra sociedad, la retrasa y empeora. No ayuda a los pobres y marginados a superar la miseria. No podemos darnos el lujo de ser indiferentes o equivocarnos. Necesitamos una estrategia que nos aúne e integre alrededor de un propósito positivo común. La carencia de políticas inteligentes para reducir el costo de vida, la po breza, la delincuencia y, a la vez, que promueva las inversiones, la innovación tecnológica, la libertad y la justicia, ha resultado en un panorama social dramático que trae severas consecuencias. Tenemos la misión de mejo rar el porvenir. Dicen que no se puede cambiar ni el pasado ni el presente, pero yo creo que sí es posible subsanar sus efectos negativos y recuperar el tiempo perdido. Veamos los casos de Chile y Perú, por no repetir los ejemplos de China y la India ni el de Estados Unidos. Los países sureños han podido transformar su propia vida con coraje, con trabajo arduo, en un entorno de seguridad, libertad, democracia y justicia. Y han asumido la responsabilidad de mejorar la preparación y el conocimiento de su población para asegurarse un mañana exitoso. Este es el mayor reto de nuestra sociedad, pero debemos enfrentarlo YA. Sembrar ahora para cosechar bienestar en el futuro...

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