Perdieron el armisticio, también la honra

La guerra económica fue un invento, una coña, que ni siquiera ha tenido éxito en adosar le un sambenito a quien han señalado falsamente como el comandante en jefe de la confl agración, qué palabrita. Pero para ser una mentira propia de políticos irresponsables y camorreros se ha mantenido demasiado tiempo no solo en la boca del principal estratega oficial, sino también en los labios de los segundones y demás ejecutores y únicos responsables de la hambruna que toca las puertas con particular y desesperada furia.Los saqueos de los camiones con alimentos en las carreteras, siempre poco antes de la entrada del caserío o poco después de la salida del pueblo, no indican que los más alejados de las grandes ciudades han incorporado la teoría del foco del guevarismo y de Régis Debray a su praxis cotidiana, sino que el filo, el hambre, la desesperación los incitan a disparar a cualquier mogote. Mientras más lejos de las grandes ciudades se habite, mayor es la escasez, empezando por los billetes y siguiendo con todo lo que la mente pueda abarcar: medicinas, tornillos, repuestos de electrodomésticos, cubiertos, envases, medicinas otra vez, comida, agua, electricidad, médicos, medicinas y absolutamente todo lo que debe estar garantizado y al alcance de la gente normal en el país con las mayores reservas petroleras del mundo, y con las poquitas personas que han amasado la fortuna más grande del universo con solo un clic de la computadora: traspasando...

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