Sin quirófanos, el Periférico de Catia sólo puede prestar primeros auxilios

Dos meses sin quirófanos tiene el Periférico de Catia Ricardo Baquero González. Quedaron en el aire los compromisos firmados en septiembre por José España, viceministro de Redes de Salud, que establecían que el centro asistencial tendría operativos sus seis pabellones a principios de noviembre. Ayer, un grupo de pacientes manifestó a las puertas del hospital, pues la situación irregular los mantiene confinados en una cama sin posibilidades de ser atendidos. Hace dos meses había dos quirófanos. Cuando colapsó uno de ellos, los médicos alertaron al Ministerio de Salud. Los pacientes y familiares sabemos que ante la oferta de rehabilitación de los seis pabellones, hecha por el viceministro España, no quedaba sino cerrar el único que funcionaba. Pero las obras ni siquiera han comenzado y ahora no tenemos ninguna posibilidad de ser operados, afirmó Gerardo Guerrero, vocero de los pacientes que ayer protestaron. De acuerdo con ellos, el avance en la refacción de los pabellones no llega a 20%. Los problemas que serían atendidos en el área quirúrgica eran los aires acondicionados, que no funcionan adecuadamente; los equipos, como las máquinas de anestesia, que presentan serias deficiencias; y hasta las puertas, ausentes de los pabellones y vitales para el normal desenvolvimiento de una cirugía. También hay botes de aguas negras y desniveles en pisos y paredes, propicios para la reproducción de bacterias y virus. Ninguna de las irregularida des ha sido solucionada a la fecha. Sin quirófanos, sólo se realizan triajes de emergencia, auxiliamos a los pacientes que llegan y los referimos a otro centro, señala Daniel Valderrama, presidente de la Sociedad de Médicos Residentes del Periférico de Catia. Intervención. Guerrero explica que las listas de espera por una cirugía han aumentado considerablemente desde que comenzó la crisis en el centro. Ya no son sólo quienes están hospitalizados, sino también los pacientes flotantes, que están internos en sus casas en espera de ser intervenidos, afirma. Su hijo, Humberto Guerrero, lleva dos meses en el Servicio de Traumatología por una fractura de fémur producto de unos disparos. Tuvo suerte porque cuando llegó pudo ser operado y le extrajeron las balas del riñón y el tórax. Pero cuando le iban a atender la fractura, cesaron los quirófanos y seguimos aquí, hasta hoy, relata. Valderrama asegura que la piedra de tranca de la rehabilitación del hospital es la Fundación de Edificaciones y Equipamiento Hospitalario...

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