Periodistas nonatos por miedo

Ya les digo que no es extraño que alguien desista de ejercer la profesión que ha estudiado. Para ello pueden mediar numerosas razones, desde complacer a unos padres avasalladores hasta entender el grado universitario solo como un complemento académico de una vocación distinta o empírica. Lo que además de anómalo -y hasta perversoes que detrás de tal desencuentro se parapete el temor o el miedo a sufrir daños personales y familiares, persecuciones administrativas y judiciales o discriminaciones de distinta naturaleza basadas en motivaciones políticas. Que es, lamentablemente, algo que ocurre en países como el nuestro. Hace más de un año, en una conversación informal con varios estudiantes de periodismo se planteó el asunto, no sólo el de la conveniencia personal o no del trabajar como periodista, sino el del significado ético que tendría abstenerse de ese ejercicio para el cual se han preparado académicamente. En aquella oportunidad coincidimos en que se trataba de una decisión absolutamente íntima y como tal su contenido es eminentemente ético. Cualquier decisión en tal sentido siempre será ética, sin embargo, su grado Âel de la éticapodrá ser mayor o menor, más fuerte o más débil. A ver si puedo explicarme mejor. De estar convencido de que es a través del periodismo que quiero desarrollarme y alcanzar mi ideal de vida, mi compromiso ético será mayor y en consecuencia el retiro o el abandono de la profesión será menos ético. Lo anterior recu erda la enseñanza del maestro de periodistas Javier Darío Restrepo, cuando dice: Ser ético es desarrollar todo el potencial que existe en uno, y las profesiones permiten y estimulan...

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