Sin piedad

Nicolás Maduro llora ante las cámaras de televisión. Jura que amará al presidente Chávez más allá de la vida, pero no movió un dedo para alertar el grave peligro en que se encontraba aquel cuando todavía estaba más acá. Ninguno de los que hoy jeremiquean y elevan la mirada cuando ven venir un camarógrafo se plantó ante el alto gobierno y el partido para advertir que Chávez estaba muy enfermo y que el esfuerzo de la campaña sería nefasto para él. En vez de eso, le mintieron al país diciendo que el Presidente estaba curado, organizaron actos de masa al que lo llevaban en carroza, pero lo llevaban; y lejos de hacerlo desistir de su determinación de postularse nuevamente a elecciones, se plegaron a lo que evidentemente fue un designio del propio Chávez y le siguieron la corriente en una decisión que iba a costarle mucho al barinés, pero que redundaría en gran provecho para los jerarcas que lo rodean. Los hechos así lo proclaman: 1 Chávez y su círculo cambiaron la fecha de las elecciones, y fijaron las presidenciales dentro del límite que el candidato oficialista podría alcanzar esto lo sabían todos quienes participaron en la escogencia de la fecha y nadie le dijo que aquello era suicida; 2 cada vez que salía de sus retiros curativos, regresaba a la faena asegurando que ya estaba recuperado, aserto al que se sumaron quienes hoy acusan a la oposición de alegrarse del mal de Chávez como Diosdado Cabello, quien, para abonar a la tesis de la curación, dijo que Nelson Bocaranda, informador de los avances del cáncer, estaba enfermo del alma; 3 el resultado es que Chávez lidia con una cuarta operación y enfrenta, según él mismo dijo, alguna inflamación, algunos dolores, seguramente producto del esfuerzo de la campaña; 4 mientras Maduro es, en la práctica, presidente de la república, un cargo al que no hubiera soñado llegar puesto que, aun cuando la carrera de sindicalista es muy loable, no se ha formado, y sus declaraciones, compuestas de retallones de la ripiosa retórica cubana, no evidencian sino rustiquez y mengua intelectual. 5 Al tiempo que Diosdado Cabello despliega su gran poder y ejerce el control de todo sin el riesgo de ser humillado en cadena nacional. Ahora sabemos, sin lugar a du das, que lo único que convenía a Chávez era...

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