Una piedra de madera sin orillas

Luego de haber producido una decena de libros de poemas y dos ensayos a través de los cuales la poeta María Antonieta Flores Caracas, 1960 se sumergió en la búsqueda de nuevas y acertadas lecturas sobre el mito y sobre la poética de Ida Gramcko, cuya presencia y obra han sido fundamentales en la concepción formal de algunos de sus temas el mito y el arquetipo; la exploración psicológica de visiones del ser en pos de la luz expandida desde los intersticios del ser, de las ciudades y entes de la naturaleza como espejo generador de otredades, de lugares y objetos sujetos de desgarre y, a la vez, de contemplación, ahora nos entrega, en el año 2013, editado bajo el sello Eclepsidra, un libro realmente excepcional, titulado Madera de orilla. El texto reúne cuarenta y ocho poemas, con el cual pareciera cerrar un ciclo en su producción. Un libro envolvente, que nos atrapa en el ritmo y magia de sus fabulaciones y en el cual, tras una segunda lectura, quizá más reposada, nos encontramos con más de veinte textos verdaderamente magistrales, uno de los cuales, titulado los mapas secretos, pareciese constituir el remanso, el punto de llegada de todos los temas, de las obsesiones temáticas y formales de esta gran poeta y uno de los poemas más hermosos escritos en nuestro país: cementerio bajo la tierra que camina/ o una cárcel/ o un olvido/ hilos desgarrados con violencia/ telas de colores/ la tierra quemada y los desplazados sin destino ni ubre/ una mujer señala con su mano alta un sueño/ o la derrota/ los torturados caminan en la larga fila de los degollados/ por siglos y siglos/ entrada silenciosa del amanecer/ el telar fue abandonado en el miedo/ cuerpo con tu cuerpo/ que enhebra las escrituras de la paz/ mientras constata que el amor está bajo los grillos/ en algún sóta no/ porque las urgencias son otras/ y mi pequeño milagro/ una ráfaga sin dirección/ la fe y la paz quebrantadas/ un humo blanco ondeando en un tiempo tachado.Acá, en este hermoso y con tundente texto, se empozan todas las constantes temáticas y formales de su poesía. El tiempo nombrado como tachadura, borrón nacido de un hilo, de una piedra que surgió del hilo. También, el sentimiento de sustancia como ráfaga sin dirección, aun cuando emerja de algún sótano en forma de ráfaga o, sencillamente, como un milagro, un chorro de luz enhebrado en otras escrituras.Da vueltas en el humo y quebranta la fe, la paz.En esta obra, la poeta parecie ra optar por la elementalidad de la nombradía y...

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