«En Piedra, papel o tijera quise dejar constancia de una época»

Nacido en Santiago de Chile en 1969, pero venezolano de crianza desde que sus padres dejaron atrás la dictadura de Augusto Pinochet en 1976, uno de los primeros contactos de Hernán Alejandro Jabes Águila con la realidad de su país fue la integración a las banditas de las diferentes calles y avenidas de la urbanización caraqueña de Bello Monte: los de la Miguel Ángel, la Garcilazo o la Chama. No digo que los chilenos no sean violentos, pero sí distintos. Aquí había otra nota. Me acuerdo de mí mismo con 7 años, chiquitico y con lentes, y ya tenía que entrar en la coñaza contra los chamos de la otra cuadra. Una trágica ironía hizo que también en Bello Monte, más de tres décadas después, el cantante Onechot, para quien concibió y dirigió el videoclip de denuncia Rotten Town, recibiera un disparo en la cabeza que casi le costó la vida. Jabes, igualmente realizador de un drama cinematográfico de plena vigencia, Piedra, papel o tijera, dice que fue su madre, seguidora de Salvador Allende, quien le inculcó desde pequeño el compromiso social: El abuso contra los pueblos oprimidos, bromea en un paródico tono heroico. --No queda duda, luego de ver Piedra, papel o tijera o el video Rotten Town, de que el tema de la violencia urbana le resulta pertinente. --Caracas es una ciudad colapsada desde hace muchos años. Si lees el libro Caracas, la horrible de Luis Buitrago Segura se te cae la mandíbula cuando te das cuenta de que fue editado en 1980. Ya hablaba de una ciudad hacinada, caótica, sin urbanidad, sin planeamiento. 32 años después, no es mejor lo que estamos viviendo. Hemos pasado los últimos 13 años tratando de imponer un sistema político nuevo o tratando de rechazarlo, y en ese conflicto se ha perdido toda la energía mientras la ciudad sigue creciendo sin control alguno. No quiero hablar de moral, pero sí de principios básicos de convivencia. Por lo menos para mí, la vaina se ha hecho insoportable: familiares, amigos y conocidos secuestrados o asesinados. Ya es una constante, no una noticia aislada en las páginas rojas. Si existe la posibilidad de decir cosas para que eso cambie, ¿por qué no? Decir basta, que pensemos un poquito. La primera versión del guión de Piedra, pa pel o tijera tenía que ver más con la violencia en la familia. Pero luego, con la guionista Irina Dendiouk quisimos dar un solo golpe al hígado para, por decirlo muy pretenciosamente, generar algo que se parezca un poco al monolito de 2001: odisea en el espacio de Stanley...

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