El gnomo y la sopa de piedras

Ya les digo que la de hoy será una columna algo extraña, medio rara; tanto como la moraleja que usaba uno de los verdaderos pioneros de la comunicación corporativa allá por los primeros tramos de los años ochenta para destacar la esencia de esa disciplina; el cuento del gnomo y la sopa de piedras. ¿Ven que la cosa asoma de una forma inusual? Hace dos semanas pudimos leer en este mismo espacio al lector Williams Michelangeli quejarse del manejo que de ciertas cifras hizo el periodista Andrés Rojas Jiménez en una nota referida al crecimiento de las importaciones petroleras que Venezuela hace desde Estados Unidos. Señalaba el lector que no era lo mismo importar derivados petroleros que petróleo, y que usar ese vocablo como genérico, tanto de crudo como de derivados, resultaba en una información falsa y en un titular engañoso. En aquella oportunidad, el periodista agradecía las observaciones y reconocía que el exceso de cifras dificultaba la comprensión. En cuanto al uso de la palabra petróleo como genérico de crudo y de derivados, señalaba que esa expresión era regularmente utilizada en el sector, particularmente por el Departamento de Energía de los Estados Unidos. Rojas Jiménez rechazaba también que la nota tuviera data inexacta y que fuera engañosa. Por nuestra parte recorda mos, entonces, que el periodismo económico requiere de equilibrar la rigurosidad técnica y la claridad informativa. Pero cometimos el error de publicar una ilustración que abiertamente le quitaba la razón al periodista, que no era lo que estaba en nuestro ánimo. Y no lo estaba porque no somos jueces de nadie, salvo que el desatino ponga en entredicho los valores...

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